La batalla decisiva en una sociedad plural

Algo más de oposición está habiendo en Francia donde, con una transversalidad sin precedentes, cierta izquierda, cristianos, judíos y musulmanes han defendido el valor de la diferencia. Pero como cuenta ///http://www.lemonde.fr/cgi-bin/ACHATS/acheter.cgi?offre=ARCHIVES&type_item=ART_ARCH_30J&objet_id=1223197&xtmc=mariage_gay&xtcr=7///Le Monde///, en las filas de la derecha gala no hay entusiasmo para oponerse a Hollande en este caso. En España, el Gobierno de Rajoy ha visto con alivio que el Tribunal Constitucional haya dado el visto bueno al matrimonio gay de Zapatero.
Es sólo un síntoma. El triunfo de la ideología de género significa que la antropología judeocristiana compartida durante milenios en Occidente ya no es la base de nuestras democracias. Situación que, con independencia de otras consideraciones, hace más necesaria una efectiva tutela de la libertad para que los padres puedan elegir la educación que quieren para sus hijos. Para que la pluralidad sea real.
En países como España, además, con tasas altas de fracaso escolar y con una imperiosa necesidad de cambiar su modelo productivo, la libertad de enseñanza es una exigencia para retomar un adecuado desarrollo. Como decía Eric A. Hanushek recientemente en ///http://hanushek.stanford.edu/publications/education-key-healthy-economy///Wall Street Journal///, una buena educación es la llave para una economía sana. Y la calidad educativa depende de la autonomía de los colegios.
En Boston, quizás una de las ciudades del mundo donde mejor y más se utiliza la inteligencia y el dinero para saber cómo conseguir una buena educación, se ha hecho un interesante ///http://users.nber.org/~dynarski/w15549.pdf///estudio/// que evalúa la relación entre la libertad educativa y la calidad de los resultados de la enseñanza media. Un equipo de profesores ha comparado los resultados de las "escuelas charter", las escuelas piloto y las escuelas de gestión pública en el Estado de Massachusetts. Las tres escuelas son públicas, se financian con impuestos. Las charter son gestionadas por la iniciativa social, en concreto por los padres, y gozan de una amplia autonomía. Se parecen a los colegios concertados españoles con la diferencia de que las Administración paga todo y los padres no pagan nada. Las escuelas piloto son gestionadas por los sindicatos y cuentan con menos autonomía. El estudio refleja que los mejores resultados se consiguen en las escuelas charter: los padres eligen, los padres gestionan, el Estado paga, se mejora la calidad.
Por eso es decisiva la reforma educativa que está a punto de discutirse en el Congreso de los Diputados español. Por primera vez habrá una ley no socialista. El primer texto que preparó el ministerio no cambiaba prácticamente nada de la mentalidad estatalista con la que se había hecho política educativa durante los últimos 35 años. No se iba a tener en cuenta, como no se había hecho en más de tres décadas, la demanda de los padres para planificar más o menos colegios públicos de gestión estatal. Eso se ha corregido, pero como han denunciado muchos líderes educativos en www.paginasdigital.es el Gobierno de centro derecha sigue sin cambiar cuestiones esenciales.
Al entenderse la educación como servicio público la libertad está en segundo plano, hay demasiado peso de las administraciones y demasiada discrecionalidad para las ///http://goo.gl/9IqFk///Comunidades Autónomas///. Si la ley sigue como está no habrá igualdad económica entre los centros de gestión pública y los concertados. Los profesores de iniciativa social, por ejemplo, ///http://goo.gl/7A0wm///seguirán ganando menos dinero///. La autonomía, en definitiva, es ///http://goo.gl/IStgN///muy limitada///.
La batalla por que la libertad educativa sea real requiere, eso sí, un contenido. El mejor modo de luchar por ella es ejercerla.