Junio de fútbol y toros

España · Raquel Martín
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17 junio 2008
Admito que no todo el mundo tiene por qué seguir el desenlace final de la opereta que se va a interpretar este fin de semana en Valencia en el XVI Congreso Nacional del PP. La verdad es que sería un castigo enorme pedirle a cada ciudadano que se leyera la paupérrima ponencia política del PP.  Y tampoco es exigible el seguimiento de las distintas enmiendas que han presentado dirigentes como Alejo Vidal-Quadras o Eugenio Nasarre, aunque a algunos nos apasionen por su claridad y sentido común. Y al leerlas saltemos del sillón ante la identificación y correspondencia de sus ideas. Y no paremos casi de gritar ante sus propuestas: "Yo quiero este proyecto de país", "yo deseo estas relaciones entre los grandes partidos nacionales", "me gustaría que esta defensa de la libertad de educación estuviera garantizada así en mi país", que "la institución familiar fuera valorara y apoyada como se merece"...

También reconozco que la gente no tiene por qué saber que la agenda de los plenos en el Congreso semana tras semana está prácticamente desierta ante la inacción del nuevo Gobierno. Salvo las tonterías de los "miembros y las miembras", si preguntamos a la gente "¿qué ha hecho el Ejecutivo en los tres meses desde las elecciones?" se encogen de hombros. Y lo peor no es que no se sepa, que es verdad, sino que les da igual.

Estos tres meses desde las elecciones han demostrado el enorme desapego que existe entre la clase política y la sociedad. Ni el Gobierno ni la oposición están en sintonía con lo que está pasando en la calle. Menos mal que las bocinas de los camineros en huelga han despertado a la clase política del letargo de este junio.

Muchos estamos deseando que acabe ya el cónclave popular para que por fin exista una oposición al ausente Ejecutivo de Zapatero, aunque vistas las últimas encuestas, al PP le va mejor cuanto menos hace. Es decir, que es bueno dejar "hacer" al Gobierno tranquilamente. Pero en julio llegan las vacaciones parlamentarias y aquí no se pone nadie a trabajar hasta el siguiente curso escolar. El letargo seguirá.

Mientras tanto, los españoles nos conformamos con soñar un proyecto común de país con la selección española en la Eurocopa y nos sobrecogemos cuando alguien se juega la vida, como ocurrió el pasado domingo con José Tomás en Las Ventas.

El proyecto de nación, de convivencia común, de solidaridad, de unidad sólo nos parece posible en la televisión cuando gana el once de Luis Aragonés en Austria. Y a la vez, los valientes, los que dan un paso adelante, los primeros, sólo están en las plazas de toros. Pocos son los héroes o los protagonistas.

Al resto común de los mortales, entre los que están nuestros políticos, todos, viven sin querer complicarse la vida hasta que la crisis no les deje respirar. Entretanto, fútbol y toros.

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