JD. Mcpherson, huracán sesentero de rock and roll

Cultura · Quique Chuvieco
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5 enero 2011
Al ver la vena de su cuello a punto de estallar y el modo que tiene de bramar al micrófono de techo me sacude un latigazo de hormigas recorriendo mi cuerpo: me pongo a bailar rock and roll, dejando aparcados sinsabores, como si fuera un infante feliz poseído de una sencillez exultante. Es J.D. Mcpherson rompiendo con North side gal, primer corte de doce canciones con la mirada puesta en el mejor rock de los sesenta.

Signs & Signifiers, que así se llama esta joyita de la música popular, ha contado con la colaboración de otros grandes como Jimmy Sutton, que además de producir el disco, se divierte atacando el contrabajo y atiende también teclado y guitarra, y Alex Hall, quien maneja batería y piano. Flanqueado por ambos, Mcpherson, ex cantante de The Starweather Boys, mete la quinta con su potente garganta arenosa para transitar trepidantemente por las calzadas que recorrieron Elvis Presley, Little Richards, Jerry Lew Lewis, por citar a algunos de los grandes.

El acompañamiento es convincentemente sencillo, en acordes de guitarras sin distorsión alguna, en utilizar sin aderezos la percusión y acompañando con una sección de viento en saxos, mayormente. Todo concurre a que suene genuino y fresco, sonido sacado de un tugurio repleto de humo de cualquier suburbio de Chicago de los 60'.

En alguna ocasión, como en A gentle an awekening, Mcpherson se pone meloso y nos arrulla el oído y la epidermis para darnos un descanso; nos recuerda que nos conviene humanizar la bestia y bajar a 40 el contador de compases.

Salvo Signs & Signifiers, que pasa ligeramente de los cuatro minutos, el resto de temas asciende trabajosamente hasta los tres minutos y buena parte de ellos se quedan en el camino. Es el caso de I cant complain o la que abre este potentísimo álbum, North side gal, que dura 2,31, pero ¡qué tiempo tan maravilloso que podemos repetir una y otra vez!, sacudidos por un torrente de alegría telúrica delante de youtube (http://www.youtube.com/watch?v=aZGn4LncY0g), cuando el chico de Oklahoma de pulcra ralla a la izquierda y tupé comienza a rugir tensando sus cuerdas vocales delante de un micro que parece bajar del cielo tras la entrada de varios redobles de baquetas en la batería!

Todo un goce espiritual al alcance de jóvenes y talluditos de toda condición y pelaje. El único requisito es no resistirse al huracán y cimbrearse y soltar velas ante uno de los mejores discos de 2010.

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