Italia y el problema de la inmigración
Ironías de la vida, a Italia le está tocando resolver el problema de un país, Libia, que fue su colonia hasta el final de la Segunda Guerra Mundial (se conocía bajo el nombre de Tripolitania). Libia fue, en ese sentido, una excelente solución para la realidad energética de Italia mientras la dictadura de Gaddafi siguió funcionando, pero la caída y posterior asesinato de éste en 2011 ha dejado sumido el país en el caos y en una guerra civil que está arrastrando a muchos a intentar alcanzar las costas de su otrora metrópoli.
En realidad, Italia ha tenido la mala suerte de que en su país han confluido los diferentes movimientos migratorios procedentes de África y Próximo Oriente (no perdamos de vista la guerra civil que en este momento se está librando en Siria). España ha cerrado con efectividad su frontera con Marruecos, y Grecia y Bulgaria han hecho lo mismo con sus fronteras terrestres, lo que lleva a que todo inmigrante que quiere alcanzar Europa piense casi siempre en un único país: Italia.
Además, las mafias que mueven estas oleadas migratorias se han aprovechado de la sustitución del programa ´Mare Nostrum´ (que combatía a esas mafias y fue suprimido en octubre de 2014) por el mucho menos efectivos programa ´Tritón´, que se limita a proteger las fronteras italianas. La falta de fondos públicos en Italia (con una deuda nacional que sigue estando por encima del 130% de su PIB) y el escaso apoyo de las instituciones europeas, junto con la llegada del buen tiempo, ha generado un enorme problema para Italia, además de vivirse toda una tragedia humanitaria. Ello ha llevado a Renzi a pedir apoyo a la Unión Europea, pero de momento todo ha quedado pendiente en pequeñas y vagas promesas (eso sí, habrá más dinero para combatir el problema) y en dejarlo todo para una nueva cumbre en mayo.
Toda esta situación ha sido aprovechada por la oposición italiana, en particular por Forza Italia, que ha denunciado con una ironía de mal gusto el coste diario que supone cada inmigrante hasta que es devuelto a su país, y por la Liga Norte, que exigió que la Marina de guerra italiana se posicionara frente a las costas de Libia e impidiera así que las barcazas cargadas de inmigrantes ilegales pudieran zarpar rumbo a Italia. Ahora, tras la cumbre europea, a Renzi le van a atacar sus rivales de la derecha italiana recordándole su escasa capacidad para influir en las decisiones de la Unión Europea, aunque en realidad el problema de fondo no es la falta de fuerza de Italia frente a sus socios europeos, sino la profunda división que existe en el seno de la Unión Europea sobre cómo afrontar esta cuestión. Y esto no ha hecho más que empezar, ya que vienen cinco meses (hasta finales de septiembre) donde los inmigrantes seguirán intentando alcanzar las costas italianas en busca de una vida mejor y de un porvenir, por mínimo que sea. En definitiva, un problema más para un Gobierno que sigue haciendo todo lo posible por sacar al país del marasmo y el ensimismamiento en el que lleva sumido años, de momento sin excesivo éxito.