Italia afronta una nueva reforma de las pensiones
Debemos comenzar recordando que la reforma llevada a cabo por Elsa Fornero, entonces Ministra de Trabajo, perjudicó gravemente a miles de trabajadores entre 63 y 65 años. Trabajadores que, en un solo día, vieron cómo se incrementaba su edad de jubilación hasta los 66 años y 7 meses. Una medida que, además, iba a tener más consecuencias: acabó limitando la entrada de los jóvenes en el mercado de trabajo al tiempo que creaba graves problemas a miles de personas en situación de desempleo, que vieron cómo no podían acceder a la pensión de jubilación por el retraso de la edad estipulado en la medida. En ese sentido, en los últimos años el Gobierno, de común acuerdo con el Parlamento, ha tenido que tomar alguna medida como aprobar seis decretos de ´salvaguardia´ para proteger a los trabajadores despedidos mediante expedientes de regulación de empleo que se han quedado sin pensión de jubilación.
La idea de Matteo Renzi es flexibilizar el acceso a la pensión anticipándola hasta tres años, y permitiendo la jubilación con los requisitos anteriores a los cambios de 2011. La clave del problema, claro está, no es otra que el coste de la intervención. Porque Renzi pretende que esta flexibilización tenga un ´coste cero´, ante el hecho de que su intención de fondo es alcanzar el consenso modificando una ley considerada muy impopular sin afectar a las cuentas públicas.
Lo cierto es que el Gobierno presentará su propuesta definitiva en otoño, con la Ley de Presupuestos para 2017 ya en mano, y por ello Renzi ha puesto al ministerio de Trabajo a trabajar en este tema con el ministerio de Economía, esperando que de la colaboración entre ambos salga una propuesta definitiva. En ese sentido, y con el fin de lograr un primer rédito en las inminentes elecciones municipales, el Ministro Poletti acaba de presentar un ´proyecto piloto´ que entrará en vigor unos días antes de las municipales con el objetivo de anticipar algunos efectos de la ´contrarreforma´ del sistema de pensiones. Por ello, ya desde el 20 de mayo los trabajadores que están a punto de jubilarse saben que la pretensión del Gobierno es que puedan convertir su contrato a tiempo indefinido en uno a tiempo parcial, con algunos incentivos que les lleven a aceptar este oferta.
En ese sentido, Poletti considera que la reforma ´(…) es algo complejo y tiene que responder a dos parámetros: tiene que ser sostenible desde el punto de vista económico y equitativa desde el punto de vista social´. En relación con ello, Poletti desmintió la hipótesis de una posible penalización del 3% para el acceso a la pensión anticipada. Y lo negó con una afirmación rotunda: ´No lo podemos hacer, hay quien gana 700 euros y quien gana 3.000´.
De esa manera, queda descartada la propuesta del Presidente de la Comisión de Trabajo de la Cámara de Diputados, Cesare Damiano, según la cual la flexibilidad consistiría en poder acceder a una pensión de jubilación anticipada con una penalización muy importante en el importe a recibir. Porque el camino elegido por el Gobierno parece el de consentir la anticipación de la pensión a través de un préstamo garantizado por la Seguridad Social. Así, bancos y seguros anticiparían el dinero de la pensión en lugar del Estado, a través de una hipoteca avalada por el INPS (Instituto Nacional de Previsión Social, lo que equivale a la Seguridad Social española). El INPS, dependiendo de la situación del pensionista, determinaría el tipo de interés. Sin embargo, los sindicatos no lo tienen tan claro, ya que consideran que la anticipación de la pensión ´a coste cero´ es tan solo un espejismo, algo sencillamente imposible de llevar a cabo.
Lo cierto es que Renzi ya ha abierto el debate sobre una reforma de las pensiones que compensaría (al menos en parte, porque los que tuvieron que trabajar casi dos años más nada hay que hacer ya) a los trabajadores por lo sufrido hace cinco años. Y con ello, tras la aprobación de las uniones civiles entre personas del mismo sexo, de paso lanza un nuevo guiño hacia el electorado más de izquierdas del Partido Democrático (PD), que es al que tiene más descontento desde que, por ejemplo, hiciera aprobar la reforma laboral en la Navidad de 2014. Y es que, mientras el país no logre unas cotas de crecimiento realmente significativas, Renzi va a necesitar gestos como este para ganarse a los que quieren ver en el Partido Democrático una auténtica formación de izquierdas.