Huelga de electores: más allá de la pugna ideológica
Esta semana ha sido la de las reacciones a la fallida investidura de Rajoy. La gente empieza a estar harta. Hay quien, como Santos Juliá en su tribuna de El País, llama a la huelga general de electores porque ´que el debate más intenso mantenido entre los candidatos se haya centrado en un cambio de ley para evitar que se formen corros de villancicos en los colegios electorales muestra bien la miseria en la que se hunde la política en España´. Almudena Grandes expresaba la distancia entre políticos y sociedad. ´Los españoles ya no tenemos fuerza para decir lo mismo (que nuestros políticos nos representan), porque en la inmensa desilusión en la que se ha convertido España, ni los políticos se sentirían afectados por una afirmación semejante´. La incertidumbre por el futuro preocupa, decía Pedro G. Cuartango en El Mundo que ´no sólo no tengo ni idea (de lo que va a pasar) sino que además creo que nadie lo sabe´. No faltan las propuestas: ´hace falta partir del reconocimiento de los grandes desacuerdos que existen y tratar de aproximar posiciones con propuestas factibles que impliquen cesiones, pero también ganancias (…) es preciso sacar el debate del terreno de la pugna ideológica´, explicaba un editorial de El País sobre educación.
Hay sobre la mesa otros debates interesantes, como el de la identidad. Afirmaba Cayetana Álvarez Toledo en El Mundo que ´enarbolar ahora la idea de identidad es renunciar a nuestra mayor conquista: la idea de ciudadanía´ y también que ´la identidad se define por oposición a un otro´. Es cuanto menos provocador, ¿es así?, ¿es ese el problema? La Unión Europea, la crisis de los refugiados, el auge de los populismos, el debate sobre la religión, terrorismo… hay mucho en juego.
Con estos desafíos en el punto de mira no dejan de aflorar signos de humanidad. Hablando de levadura, Luis Martín insinuaba en el mismo periódico que ´de un tiempo a esta parte nos pasamos el día y las primeras horas de la noche exigiendo, buscando, suplicando por las cosas auténticas´. En una entrevista con motivo de la presentación de su libro, el periodista francés Antoine Leiris, que perdió a su mujer Hélene aquella noche de noviembre en el Bataclan de París, reconoce que está casi bien: ´llevo todas mis maletas, todos mis errores y todas mis debilidades conmigo, pero desde hace años estoy así; casi bien. Y eso es algo casi formidable. Eso sí, no se parece en nada al estar bien ni a la felicidad de un anuncio de una compañía de seguros´. En otra entrevista, el famoso Beck Weathers, el hombre que sobrevivió a la desgracia del Everest en 1996, desvelaba que el motivo por el que escaló la montaña más alta del mundo fue la huida de una tremenda depresión.
Sin embargo, delante de este grito, de este momento de incertidumbre tenemos delante ejemplos de esperanza. El primero es la vida de la misionera española asesinada en Puerto Príncipe, Isabel Solá. Con motivo de su trágica muerte, La Vanguardia ha rescatado estas palabras suyas escritas tras el terremoto que devastó Haití: ´Pensaréis que cómo puedo seguir viviendo en Haití, entre tanta pobreza y miseria, entre terremotos, huracanes, inundaciones y cólera. Lo único que podría decir es que Haití es ahora el único lugar donde puedo estar y curar mi corazón. Haití es mi casa, mi familia, mi trabajo, mi sufrimiento, y mi alegría, y mi lugar de encuentro con Dios´.
El segundo lo estamos viendo en Colombia, donde el próximo 2 de octubre tendrá lugar un plebiscito para ratificar el acuerdo de paz entre el Gobierno y las FARC. El País recogía las declaraciones de Martha Amorocho, que hace ya 20 años vio morir a su hijo Antonio a manos de la guerrilla. ´Estar acá hablando de perdón es ante todo un compromiso, es un acto de fe para creer que estamos empezando un proceso que depende de todos (…) queremos construir la historia de Colombia´.
Por último, esta semana todos hemos podido recordar la figura de la ya Santa Teresa de Calcuta. Quizá podamos reconocernos en las palabras de la profesora Ninfa Watt: ´hay quienes se empeñan en rebuscar o crear en su figura supuestos lados oscuros (…) ante la incapacidad de comprender la bondad, la verdad o la belleza, la niegan´. Y más adelante: ´me reconcilia con la especie humana saber que en ella hay seres como la Madre Teresa. Si para el ser humano es posible alcanzar tal plenitud, amar así, vivir así, aún hay esperanza´. Desde luego, tenemos a dónde mirar.