Honduras: una visita a las profundidades

Mundo · Luis Enrique Marius
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3 septiembre 2009
Criticamos a quienes han tomado partido en la crisis de Honduras, sin conocer la realidad que viven los hondureños. Con el doble objetivo de volver a encontrar a tantos hermanos "catrachos" y brindar nuestra solidaridad, dedicamos algunos días a visitar Tegucigalpa. El cardenal Óscar Andrés Rodríguez Maradiaga agradeció muy especialmente la solidaridad que le expresamos, destacando la valentía y el respeto expresado por el CELADIC con la verdad de los hechos y los intereses de la gran mayoría del pueblo hondureño.

Aprovechamos para entregarle varios artículos de otros analistas coincidentes con nuestra visión, lo que le alegró, teniendo en cuenta el clima apesadumbrado que se siente hoy en Honduras, y especialmente él, atacado irracionalmente por instrucciones del presidente Hugo Chávez (reiterado en varias oportunidades por diferentes medios de comunicación). Durante los cuatro días de nuestra estancia, con el cardenal arzobispo de Tegucigalpa y varios dirigentes académicos, sociales y políticos de Honduras tuvimos la posibilidad de conocer muchos aspectos que no han sido recogidos por los medios de información internacional. Mas allá de escuchar muchas opiniones sobre la necesidad de reformas a la Carta Constitucional de Honduras, de las personas contactadas nadie desconoce o discute, guste o no, que la misma es "la referencia" que regula el quehacer social y político del país, por encima de cualquier otra consideración u organismo de carácter internacional. Por supuesto que la misma está influenciada (año 1982) por los gobiernos autoritarios que la antecedieron.

Si aceptamos lo anterior, y ello responde a una lógica racional básica, debe conocerse la existencia del artículo 239 que afirma: "El ciudadano que haya desempeñado la titularidad del Poder Ejecutivo no podrá ser Presidente o Designado. El que quebrante esta disposición o proponga su reforma, así como aquellos que lo apoyen directa o indirectamente, cesarán de inmediato en el desempeño de sus respectivos cargos, y quedarán inhabilitados por diez años para el ejercicio de toda función pública". No existen inmunidades para los cargos de elección popular o designación, en cualquiera de los poderes del Estado (Ejecutivo, Legislativo, Judicial y Electoral). Se publicó el decreto Presidencial en Consejo de Ministros (PCM-020) convocando a la "Encuesta de Opinión Convocatoria de la Asamblea Nacional Constituyente con el objetivo de modificar la Carta Constitucional y permitir la disolución de los poderes constituidos y eliminar los artículos que impiden la reelección presidencial". La  Corte Suprema de Justicia, del Congreso Nacional, del Ministerio Público, la Procuraduría General del Estado, el Comisionado Nacional de los Derechos Humanos y el Colegio Nacional de Abogados, informaron al presidente (semanas antes del 28 de junio y en repetidas ocasiones) de que su consulta era inconstitucional, reiterándole la vigencia del art. 374 que establece que los artículos referidos a la reelección no podrán ser modificados por ningún mecanismo. Antes de los sucesos existían ocho acusaciones judiciales contra el Sr. Manuel Zelaya (a las cuales se agregan 10 nuevas) que además de algunas de carácter constitucional, muchas responden a presuntos actos de corrupción, con expedientes profusamente documentados. Estas acusaciones están siendo procesadas por los organismos judiciales. El propio Sr. Zelaya de la existencia de fraude en las elecciones que por muy escaso margen le dio el triunfo.

En nuestro viaje pudimos apreciar, en términos generales, una Tegucigalpa en calma, con algunas manifestaciones esporádicas de personas que criticaban al Gobierno actual. Sí, aparecen profusamente "pintadas" en varias partes, especialmente atacando en forma irreverente al cardenal Óscar Rodríguez. Pudimos constatar también la existencia de innumerables anónimos poniendo "precio a la cabeza del cardenal" y amenazándolo de muerte. Vale mencionar que la imagen que la gran mayoría del pueblo hondureño del arzobispo de Tegucigalpa es la misma que se tiene en casi todos los países de Latinoamérica: un hombre comprometido con los sectores más humildes, gestor de la condonación de la deuda externa en los países más pobres, alguien que difícilmente se puede confundir con los sectores explotadores de nuestras sociedades. Coincidiendo con visitas anteriores, constatamos una generalizada crítica a los dirigentes políticos, salvo muy honrosas excepciones. En ello, las opiniones sobre el Sr. Micheletti no son muy diferentes de las emitidas sobre el Sr. Zelaya, independientemente de sus caracteres personales.

Supimos que en el mes de febrero de 2009, encuestas realizadas por varias instituciones coincidían que el Sr. Zelaya no superaba el 7% de apoyo. Una reciente encuesta de una institución (fundación) alemana, le da un apoyo no mayor de un 15%. Las personas con las que nos entrevistamos coinciden, en mayor o menor grado, en que hay que investigar la decisión de las Fuerzas Armadas de sacar del país al Sr. Zelaya, y tomar las decisiones penales que correspondan.  Pero también afirman que nunca en el pasado Honduras contó con unas Fuerzas Armadas tan profesionales como en el presente, y que estaría comprobado que la única víctima muerta en estos sucesos fue por una bala calibre 22. Además varios de los entrevistados afirman que el Sr. Zelaya no fue detenido en la Casa Presidencial, ni en su casa particular, sino en casa de una presunta amante (se habla de varias), que fue visto salir con traje formal y que esa ropa fue encontrada posteriormente en el avión que lo condujo a San José de Costa Rica, cuando bajó del mismo en pijama.

En las elementales normas y mecanismos internacionales ante situaciones de conflicto, se acostumbra a realizar una  verificación "in situ" de la situación creada, la promoción de mecanismos de diálogo para la búsqueda de soluciones concertadas y finalmente la toma de posición por parte de organismos involucrados. En el caso de la OEA se procedió en forma totalmente opuesta. Se inició el proceso con una toma de posición desconociendo causas y antecedentes de los hechos (lo que la invalidó como mecanismo de mediación), una visita para informar de la decisión y forzar su aplicación, la aceptación de la mediación del presidente de Costa Rica, y una última visita donde se dio la oportunidad de fundamentar las decisiones asumidas. Estos hechos fueron reconocidos por algunos de los cancilleres que visitaron Tegucigalpa en estos días.

Obran en mi poder dos documentos de especial relevancia: la Memoria del Tercer Taller de Integridad y Desarrollo (2005) y el Plan Nacional de Desarrollo Humano (2007). En ambos documentos de especial significación para el futuro de Honduras, las figuras promotoras e inspiradoras de estos temas centrales fueron el presidente Zelaya y el cardenal Óscar Rodríguez.

La mayoría de las propuestas de estos documentos fueron los temas de preocupación de la Conferencia Episcopal de Honduras que expusieron ante el presidente Zelaya en marzo de 2009, obteniendo el compromiso del presidente en cumplirlos a cabalidad. Los hechos de marzo a junio demuestran todo lo contrario. Una pregunta que hicimos a los entrevistados: ¿cuáles fueron las causas para un cambio tan radical de actitud del presidente? Las respuestas fueron desde las debilidades y confusiones personales del Sr. Zelaya, hasta la gran influencia (estratégica, logística y financiera) del presidente Hugo Chávez de Venezuela, y esto en forma destacada.

Sobre las confusiones del Sr. Zelaya cabe mencionar las responsabilidades que inicialmente le adjudicó a los Estados Unidos, y las demandas que en los últimos días viene haciendo al presidente Obama para que lo restituya en la presidencia.

La lempira (moneda nacional de Honduras) se viene cotizando desde meses a razón de 20 por dólar. Habíamos detectado entre el 16 y 17 de agosto, en forma por demás sorpresiva, que la lempira se cotizó a razón de 17 por dólar. Preguntando a economistas sobre el tema se nos informó de que el día 16 las casas cambiarias y los bancos vendieron lempiras por valor de 3,5 millones de dólares, en cantidades unitarias no mayores de 500 dólares. Se supone que ingresaron ayudas "especiales" y no casualmente remesas de hondureños en el exterior. 

Sobre las posibilidades de solución del conflicto, encontramos muchas dudas y serias preocupaciones, especialmente por la falta de credibilidad de los organismos internacionales que se parcializaron sin verificar lo sucedido, pero en términos generales todos coinciden en que el regreso del Sr. Zelaya sería altamente negativo. Y nosotros agregamos que cada día que pasa se hace más distante, especialmente porque la verdad no se puede ocultar durante mucho tiempo. Dejamos Tegucigalpa cuando se iniciaba la campaña electoral hacia las elecciones del mes de noviembre. Todos los partidos y candidatos, incluyendo a uno del Frente de Resistencia, expresan su confianza en el Tribunal Supremo Electoral, un organismo del Estado autónomo. En los diferentes foros de discusión que oímos, la opinión generalizada del pueblo y las instituciones sociales le da crédito a las elecciones, considerándolas el mejor camino para superar la crisis, y muy especialmente el derecho inalienable e indiscutible de un pueblo para decidir su destino, y ante el cual nadie del exterior puede cuestionar o condicionar.

A modo de una reflexión final: Honduras hoy representa un momento clave en la historia latinoamericana, donde se hace visible y con nitidez el  cambio de parámetros de análisis, sepultando definitivamente criterios que perduraron durante la guerra fría, más allá de algunos efímeros y trasnochados intentos por resucitarlos. Se pone en evidencia la profunda crisis de identidad (una pandemia más generalizada y peligrosa que la gripe porcina) que padecen los dirigentes y partidos políticos en la región, para no ir más lejos. Existe una estrategia que busca un poder regional, hegemonista y autocrático, cuya cabeza se encuentra en La Habana y su operador político y financiero en Caracas. Hay vacilaciones y un claro pragmatismo de la nueva administración de los Estados Unidos, nada lejana de la habitual prescindencia hacia nuestra región. Se observa una  generalizada actitud de "equilibrismo" interesado de la mayoría de los gobiernos latinoamericanos, como clara expresión de pérdida de identidad y valores. Sin tener en cuenta estos elementos, se hace difícil comprender la situación que viven nuestros sufridos hermanos hondureños.

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