Honduras: a una semana del retorno de Mel Zelaya (I)
Con una mirada desde Honduras y con ojos hondureños, podemos expresar que durante esta semana los hechos han ido sucediéndose con gran velocidad y la correlación de fuerzas entre el Gobierno que preside Roberto Micheletti y el grupo que pretende retomar el poder liderado nacionalmente por Mel Zelaya e internacionalmente por Hugo Chávez Frías se ha ido acomodando poco a poco a favor del primero. A continuación una relación de los hechos de la última semana.
Un regreso sin apoyo internacional
Desde el punto de vista de los objetivos de Zelaya, su retorno hasta ahora ha sido un fracaso. Oficialmente no se encuentra en Honduras sino en suelo brasileño, con la movilidad que hasta ahora gozaba cortada y con restricciones que el Gobierno brasileño le ha impuesto en cuanto a su discurso público. Al entrar al país de la manera clandestina en que lo hizo rompió de manera tácita las negociaciones impulsadas por Washington y la OEA a través del presidente Óscar Arias y con ello ha molestado a varios aliados suyos. Tal es así que Obama no mencionó el caso de Honduras durante su discurso ante las Naciones Unidas.
Quedó al descubierto el bajo poder de convocatoria que Zelaya y sus allegados tienen en Honduras y sobre todo en Tegucigalpa. En las 24 horas posteriores a su retorno, cuando el toque de queda no había sido instaurado y/o respetado, apenas lograron reunir alrededor del fortín en que se había convertido la embajada de Brasil en Tegucigalpa a unas 3.000 personas, conformadas en su mayoría por maestros de izquierda, sindicalistas y grupos de choque, quienes por cierto asaltaron y destruyeron los negocios y residencias aledañas a la embajada.
El sábado 26 de septiembre los seguidores de Zelaya tuvieron un mitin en el que alcanzaron el máximo de convocatoria que han tenido en los últimos tres meses, al reunir entre cinco y seis mil personas. El histérico y errático comportamiento de Zelaya en el interior de la embajada de Brasil, gritando continuamente "ahí viene el lobo", diciendo que apoya la propuesta de San José e inmediatamente después diciendo que la rechaza, expresándose en un minuto a favor de salida pacífica y negociada a la crisis y al minuto siguiente gritando "restitución o muerte", empieza a descubrir a la opinión pública internacional lo que la mayoría de los hondureños ya saben: que Zelaya es un mitómano que en un momento dice algo y al siguiente dice lo contrario.
A tres días de su retorno, y una vez pasado el shock inicial, el hondureño medio trata de volver a sus actividades cotidianas, preocupado no por restaurar a Mel Zelaya en la presidencia de la República, sino en todos los inconvenientes, angustia e incertidumbre que su retorno al país está ocasionándole. La postura del Gobierno Interino de aplicar medidas de reciprocidad a todos aquellos países que han roto relaciones con Honduras, incluyendo a España, se ha vuelto factor de aislamiento para Mel debido a su encierro en la sede de la delegación brasileña y la incapacidad de reunirse personalmente con sus aliados diplomáticos. No es lo mismo decir en el extranjero que el pueblo lo aclama a estar en Honduras y vivir el rechazo del mismo.
El informe legal elaborado por la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos, que expresa la legalidad según las leyes hondureñas de la destitución de Zelaya, comienza a poner la discusión del tema de Honduras en el ámbito jurídico que le es adverso a Mel Zelaya y lo aleja del ámbito político, en el cual él internacionalmente tiene su fortaleza. Las cada vez más frecuente voces en la comunidad internacional apoyando las elecciones nacionales programadas para noviembre como la mejor vía para salir de la crisis política actual representan un serio revés para Zelaya por dos motivos: sus seguidores le apoyan a cambio de la promesa de Mel de que no habrá elecciones sino la instauración de una Constituyente conformada por representantes de esos mismos grupos de izquierda, que daría vida a un Estado socialista según el modelo cubano, y segundo, la convocatoria de elecciones no sólo lo desplaza del centro de la discusión sino que le sitúa más como parte del problema que de la solución.
La embajada de Brasil no se ha convertido en el punto de reunión de las multitudes que supuestamente restaurarían a Mel, sino en la celda diplomática desde la que él observa a los fiscales y policías que aguardan para hacer efectivas las órdenes de captura emitidas por la Corte Suprema de Justicia de Honduras en su contra. Desde el punto de vista del Gobierno Interino de Micheletti parece que, a pesar del incremento de la violencia en Honduras luego del retorno de Mel Zelaya, al país en términos generales no le está yendo tan mal.
Más violencia
La presencia de Mel en Honduras provocó un aumento exponencial de la violencia con que los seguidores de Mel Zelaya realizan sus acciones a favor del retorno del depuesto mandatario, alimentados por los constantes llamados a la insurrección hechos desde la embajada de Brasil por Zelaya, desde donde ha llamado este sábado a una "ofensiva final". Sin embargo, este comportamiento violento por parte de Zelaya y sus seguidores ha sido bastante focalizado sin llegar a generalizarse a nivel nacional, y el miedo a que se torne más violento ha provocado que gran parte de la sociedad primero exigiese, luego dé su aprobación para que el Gobierno Interino aplique con un rigor nunca antes visto la restauración del orden público mediante la suspención temporal de una serie de garantías constitucionales.
Los abusos o la falta de éstos que las autoridades cometan o no en la aplicación de esta medida incidirán directamente en el mantenimiento o disminución del actual apoyo mayoritario que el presidente Micheletti goza a nivel nacional. Y sólo el tiempo y la instauración de una bien conformada y balanceada "Comisión de la Verdad", que por cierto exige el mismo Gobierno Interino, podrá decir qué tanto este rigor en la conservación del orden público ha estado reñido o no con nuestra Constitución y leyes y sobre todo con el respeto a los derechos humanos. Lo que sí es cierto es que el día de hoy en la calle se dice "que si Mel no hubiera regresado esto no estaría sucediendo".