Entrevista a Agustín Domingo Moratalla

“Homo curans”

Entrevistas · Juan Carlos Hernández
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5 febrero 2023
El autor nos cuenta su nuevo libro que se presentará el próximo miércoles 8 de febrero y cuyos beneficios irán destinados a la labor del Centro Asistencial San Camilo, donde se atiende a personas dependientes y enfermos terminales

¿Qué te ha movido a escribir este nuevo libro?

El cuidado se ha convertido en una de las actividades más importantes de nuestra vida cotidiana. Cuidamos la salud, atendemos a los familiares más próximos, nos preocupamos por las personas vulnerables de nuestro entorno y ahora nos hemos propuesto cuidar la naturaleza. El cuidado es el nuevo y más urgente nombre de la responsabilidad en tiempos de Inteligencia Artificial, por eso ha llegado el tiempo del “Homo curans”.

¿Por qué el nombre de “Homo curans”?

Antes de que llegara la Inteligencia Artificial, el Internet de las Cosas y la Digitalización de todos los procesos, la filosofía describía la naturaleza humana como “homo sapiens”. En la historia de la antropología era habitual describir la hominización como un proceso histórico por el cual devenimos en “sapiens”. No olvidemos que en las filosofía se hablaba de “homo oeconomicus” (la economía), “homo faber” (el trabajo), “homo ludens” (el juego), “homo poieticus” (la poesía), etc., buscándose una nota que completara las caracterizaciones habituales del hombre como “animal racional”, o “persona” como “sustancia individual de naturaleza racional”.

Hoy, este debate de las antropologías ya no es el debate propio sobre la búsqueda del modelo más adecuado para describir el puesto del hombre en el cosmos, sino para revisar el estatuto de la razón humana abierta en el conjunto de la naturaleza y la historia. Del debate sobre las antropologías hemos pasado al debate sobre los distintos modos de entender la razón en la era de la ciencia. Y no solo la razón en su dimensión teórica, sino la razón en su uso “práctico”, porque la conversión de la “ciencia” en “técnica” para que nos condena a vivir en una civilización de la aceleración, el atomismo individual y la desvinculación social. ¿Qué nos queda de la humanidad como vínculo y religación? ¿Hemos cuidado lo suficiente este vínculo de humanidad?

Todo esto en un contexto dominado por la era de la biotecnología

No hace falta remitirnos a los avances en biotecnologías, terapia génica o robótica para descubrir las deficiencias de las categorías anteriores para describir las dimensiones de la responsabilidad en la era digital. Hemos descubierto que la razón científico técnica es un modo de entender la razón instrumental que no siempre acompasa sus ritmos con la razón comunicativa, las exigencias de la razón moral o las dimensiones de una razón práctica que abarque a toda la humanidad. Este horizonte de aceleración y cambio permanente, donde los investigadores parecen deslumbrados por la categoría de utilidad inmediata, deja de lado dimensiones de la vida humana que son fundamentales como la compasión, el reconocimiento mutuo, la vulnerabilidad y todo un conjunto de categorías con las que transformar la ética y la política del siglo XIX. La sociedad de la información no es la sociedad del conocimiento, de la confianza mutua y de la fraternidad universal. Más información nos ha traído más digitalización y mejores conexiones pero no mejor conocimiento ni más responsabilidades.

Aquí es donde aparece la figura del “homo curans” como categoría con la que afrontar las nuevas responsabilidades. El cuidado había sido una categoría olvidada porque se había reducido al ámbito de la vida privada, al mundo de la sensibilidad o los afectos y a práctica que no eran originarias sino derivadas. En la historia de las humanidades médicas, el “cuidar” se contraponía al “curar” como actividad sustantiva, que realizaban médicos y cirujanos técnicamente competentes. Eso sí, un “curar” frío y técnico, completado siempre por el “cuidar” cálido y emocional. El libro analiza esta relación en la reciente historia de la ética describe cómo ha surgido, cómo se ha estructurado y cómo transformar las éticas de la justicia en éticas del cuidado integral.

Lee también: “Frente a ayudar a morir, proponemos ayudar a vivir con sentido

¿Qué relación existe entre justicia y cuidado?

El libro no plantea el cuidado como una alternativa a la justicia sino como una transformación. A diferencia de tradiciones populistas o ecofemenistas que se desentienden de la justicia en sociedades abiertas y democráticas, la tradición del personalismo comunitario siempre ha planteado conjuntamente la relación entre la justicia y el cuidado. Era una justicia nutrida desde categorías como la de rostro, proximidad y amistad civil; era un cuidado nutrido desde la responsabilidad, la vulnerabilidad y generatividad. El libro describe este concepto de cuidado estrechamente relacionado con la justicia dialogando con Mounier, Buber, Levinas, Jonas, Ricoeur, Bauman e incluso con pensadoras como Carol Gilligan que han ofrecido el cuidado como “una voz diferente” frente las teorías de la justicia liberal. El libro propone una reconstrucción visible del conocimiento y las ciencias sociales partiendo de lo que M. A. Duran ha llamado “La riqueza invisible del cuidado”.

Esta distancia con las tradiciones populistas y ecofeministas que naturalizan la responsabilidad o dignidad humana no supone una individualización o mercantilización de los cuidados. Al contrario, el libro reivindica el cuidado (a) como un bien relacional que hace posible la compasión, el reconocimiento y el afrontamiento de la vulnerabilidad, (b) como una experiencia originaria de fragilidad compartida y (c) como categoría básica para transformar las nuevas tecno-científicas relaciones entre naturaleza y cultura. Aquí es donde el libro propone el concepto de “cuidado generativo” como una nueva forma de entender el “cuidado integral”.

En una entrevista para la revista Humanizar insistías en el hecho de que cuidamos a personas no cosas. Es una de las cosas que desarrollas en tu libro

Este libro analiza el cuidado como actividad que define nuestras prácticas como especie, como sociedades que se transforman y como personas. Es una actividad que moviliza manos, corazón y cabeza, por eso propongo “cuidar con toda el alma”. Como se analiza en el libro, el cuidado requiere una atención capacitante que integre emoción y reflexión, sensibilidad y conocimiento, teoría y praxis. Estas páginas sientan las bases ética para un buen cuidar que desarrollo como ‘integral y generativo’ porque contribuye a promover la vida humana en términos de apropiación de posibilidades, capacitación y donación.

El cuidado generativo requiere ensanchar los horizontes de la responsabilidad personal para afrontar las tendencias a la desvinculación, fragmentación, naturalización y mecanización digital. Tendencias a las que responden los capítulos de este libro cuando reclaman una razón abierta por el coraje de cuidar.


El próximo miércoles 8 de febrero a las 18:30 h en el Aula García Polavieja, Universidad de Comillas (C/ Alberto Aguilera 23) tendrá lugar la presentación del libro en la que intervendrán Augusto Hortal, José Carlos Bermejo, Lydia Feito y el propio autor del libro.

Agustín Domingo Moratalla es catedrático de Filosofía Moral y Política en la Universidad de Valencia, donde dirige el Máster en Ética y Democracia. Director General de la Familia, Menor y Adopciones en la Generalidad Valenciana (2001-2003); vicepresidente del Comité de Ética Hospital Clínico, y director de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo en Valencia (2013-2020). Secretario de EBEN-España, patrono de varias Fundaciones (Pluralismo y Convivencia, Escuela Viva, Ángel Herrera). Entre sus últimas publicaciones están: Ciudadanía activa y religión (Encuentro 2011), Educación y Redes sociales (Encuentro 2013), El arte de cuidar (Rialp, 2013), Ética de la Investigación (Herder, 2017), Condición humana y ecología integral (PPC, 2018), Del hombre carnal al hombre digital (Teell, 2021); con Isidro Catela ha editado ¿Librar la batalla cultural? (CEU Ediciones, 2021).

 

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