Hombre fiel
En algún momento alguien dijo que el trabajo de Lucio Gera, de Pedro Morandé y de Methol Ferré constituiría una nueva "teología de la liberación" de índole cultural que permitiría desarrollar el potencial del documento Libertatis conscientiae de Joseph Ratzinger… En México no faltó quien veía en él a un peligroso intelectual de "izquierda"…
El que aquí escribe leyó en 1992 un libro poco conocido de Methol: Il Risorgimiento Cattolico Latinoamericano, publicado por CSEO-Incontri (Bologna 1983). Esta obra me estremeció. En ella se percibía un amor profundo al hecho cristiano, un amor profundo a la fe que se hace cultura, y al mismo tiempo una preocupación por superar el complejo antimoderno que en muchos ambientes ha cerrado el pensamiento y la acción misional de la Iglesia en América Latina. Leer a Methol invita a reconsiderar la identidad barroca de nuestro pueblo y a repensar el problema de la modernidad bajo una clave no-ilustrada. Justamente en este punto la cercanía de Methol con el pensamiento de Augusto Del Noce se exhibe con gran fuerza. La modernidad es un problema teológico antes que una tragedia filosófica. La modernidad es, en el fondo, un agustinismo incompleto… que merece ser reconstruido a través de la reivindicación de la primacía de la gracia, a través de la experiencia de la Iglesia en movimiento… Lo que América Latina requiere no es la "restauración" de un antiguo proyecto social católico (el Antiguo Régimen o algún otro ideal melancólico) sino el "resurgimiento" de su identidad y sus valores profundos por parte de cada generación en cada nuevo contexto.
Con su muerte aparecerán con toda seguridad foros y discusiones sobre su "legado". Sin duda habrá alguna polémica ya que algunas de sus tomas de posición fueron arriesgadas. Sin embargo, la mejor manera de honrarlo, me parece, será amando y pensando siempre a la Iglesia en América Latina. Amar y pensar a nuestra Iglesia no es un mero ejercicio erudito sino una necesidad de método para perseverar en la fidelidad al Don recibido.
Methol supo ser un gran historiador, un gran filósofo de la cultura, un gran humanista. Pero lo más importante es que siempre buscó ser, primero que nada, un hombre fiel a Cristo, a su pueblo y a su Iglesia.
Descanse en paz.