Hibert Hiza. Un pueblo árabe. S.Yizhar. Editorial Minúscula
Hace pocos meses leí una carta al director en El País en la que, a propósito de los episodios recientes de Gaza, se daba noticia de la aparición próxima, en la editorial Minúscula, de su relato Hirbet Hiza. Un pueblo árabe. Una carta extraordinaria de inteligencia y ponderación.
Naturalmente, en cuanto ha salido el libro me ha faltado tiempo para leerlo. La historia es sencilla: un grupo de hombres (o de nombres, habría que decir, puesto que ninguno nos es descrito ni externa ni internamente: son apenas una máscara y conocemos la diferencia entre ellos sólo por la voz) cumple la orden de tomar un pueblo árabe.
La narración pertenece sin duda al realismo; es una muestra más de la inmensa potencia de esa tendencia eterna de la mejor literatura. Nada escapa a la mirada del relator: nada externo y nada del modo en el que la realidad va golpeando con la fuerza de un martillo su fuero interno.
Relato humanísimo, surgido de la épica de la compasión, responde como los textos clásicos al convencimiento de que siempre resulta peor infringir la injusticia que padecerla. La catarsis nunca es plena: la sombra de la culpa planea siempre sobre cualquier escrito que se precie. Al fin y al cabo, la literatura tiene entre sus fines el de la purificación moral, algo que tiene poco o nada que ver con la mayoría de las conductas políticas por las que se rige el mundo.