´Hay que arrancar el yihadismo desde sus primeros brotes´
Que se escuche la verdad de la tragedia que viven los cristianos en Oriente Medio y se comprenda lo que cada uno puede hacer desde su país para ayudar. Eso es lo que Louis Sako, patriarca de los caldeos de Babilonia, espera del consistorio celebrado este lunes por deseo del papa Francisco para afrontar la grave crisis medioriental.
“Para nosotros es una gran oportunidad, un signo de la responsabilidad que la Iglesia reconoce que tiene, responsabilidad de conocimiento y de acción en ayuda de los que sufren. Hay quien dice que esta guerra durará tres años, otros dicen que diez. El hecho es que ahora viene el invierno y hay que ayudar a los niños a ir a clase, apoyar a las familias de refugiados que se han quedado sin casa y sin calefacción. Hay 120.000 refugiados iraquíes, 120.000 personas que están pagando el precio de una violencia sin justificación alguna, realizada teóricamente en nombre de Dios pero en realidad por intereses económicos”.
Su petición de que se interviniera el pasado verano ha tenido algún efecto. Estados Unidos y los aliados están bombardeando al IS en Iraq, ¿cómo valora esta acción?
La única vía de salida es el diálogo, el acuerdo entre quien detenta el poder y los diversos grupos. Las bombas que caen del cielo sin duda frenan un poco la acción del IS pero también agravan la situación del país, porque destruyen casas, infraestructuras, y matan a civiles inocentes. Nos gustaría una intervención sobre el terreno que naciera de una colaboración con el gobierno local, con los kurdos. Solo una coalición de este tipo puede liberar a los pueblos de los yihadistas. Además, hace falta una estrategia a largo plazo para destruir una ideología enferma que sostiene la acción de los violentos. Es un peligro para todo el mundo, no solo para Oriente Medio. Quizás incluso más para Occidente, que no conoce el lenguaje ni las modalidades de las acciones islámicas. El IS mata todo lo que cree que no está en regla con su idea del islam. Está fuera del tiempo.
¿Qué pueden hacer los cardenales?
Una toma de conciencia por parte de todos los cardenales de la realidad de la tragedia que se está produciendo ya es un buen objetivo. Pero hay más. Los cardinales y todos los participantes pueden a su vez difundir los llamamientos y ejercer una cierta presión sobre sus respectivos gobiernos, para que actúen y ayuden a liberar a los cristianos.
Muchos optan por huir fuera del país, ¿se puede detener esta hemorragia?
Sin duda huir al exterior es una solución, parcial pero es una solución. Para Occidente puede ser fácil acoger a cien o mil refugiados. La cuestión es cómo ayudar a los que quieren quedarse en su patria. Todos hablan de democracia, de reformas, de cambios. Pero antes de todo eso, hace falta una educación nueva, que arranque desde sus primeros brotes la mentalidad del yihadista. Solo así, con una nueva educación llevada adelante por las familias musulmanas con las nuevas generaciones, podemos pensar en un futuro para los cristianos aquí. Y también en un futuro seguro en Occidente. Porque tal vez sea aquí donde los yihadistas son más peligrosos. La islamización radical es su objetivo y Occidente no los conoce, no sabe qué quieren decir cuando hablan. Hace falta una nueva educación de las jóvenes generaciones, que nazca de un constante conocimiento recíproco, es un factor indispensable.