Ataque a la capilla en Somosaguas

´Hay miedo a la diferencia´

España · PaginasDigital
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15 marzo 2011
Entrevista a Alfonso Calavia, presidente de la asociación cultural universitaria Atlántida.

Poco antes de que se produjera un ataque a la capilla de Somosaguas, Atlántida estuvo repartiendo su periódico en las facultades del campus. ¿Qué clima os encontrastéis? ¿Cómo fueron los hechos?

Estuvimos tanto el viernes, día 6, como el lunes, día 9, repartiendo el periódico que publicamos mensualmente llamado Samizdat. En menos de cinco minutos vinieron unas veinticinco personas a intentar echarnos de la Facultad. Ya habían leído el Samizdat número 4, por lo que sabían quiénes éramos. Nos dijeron -como decimos en el manifiesto acerca de lo ocurrido en Somosaguas- que habían "decidido por consenso" que nos teníamos que marchar. Una chica  que estudia allí mismo, en la Facultad de Políticas, les dijo que teníamos el mismo derecho a repartir nuestras cosas como ellos, e incluso que ella lee todo lo que ellos escriben y reparten porque le interesa la gente que se mueve en la universidad. En definitiva, nos encontramos un ambiente hostil por parte de estos energúmenos de la Asociación Contrapoder. Nos interesa entrar en diálogo con ellos, que piensan diferente, porque nosotros crecemos en el diálogo con la diferencia, de hecho, hubo un atisbo de conversación con uno de ellos, le dijimos que nos interesaba realmente lo que él tuviera que decir acerca de los artículos del mencionado periódico, e inmediatamente dijo: "Yo sé que a ti no te interesa nada de lo que yo pueda decir, igual que a mí no me interesa nada lo que tú me puedas decir". Aquí se ve que están infectados por la ideología, no se abren a nada nuevo y diferente porque han decidido de antemano -muchas veces sin ni siquiera leer lo que escribimos­- que no puede haber ningún punto en común, nada por lo que podamos a empezar un diálogo.

Decís en vuestro manifiesto que este ataque es consecuencia de un miedo a la libertad. ¿En qué consiste ese miedo a la libertad?

Es miedo a la diferencia, miedo a que alguien pueda estar presente en la universidad diciendo cosas que no forman parte del pensamiento dominante. Les molesta hasta el extremo cualquier brote de libertad. Por eso hemos titulado el manifiesto ¿Quién tiene miedo a la libertad en Somosaguas?, porque como decimos en el mismo no tenemos miedo al diálogo, no nos asusta que los que no son iguales que nosotros puedan enseñarnos algo, no nos asusta usar la razón, discutir con el compañero que tienes en frente o con el profesor que te da la clase. No tenemos miedo a la libertad porque creemos que aquí se juega todo en la universidad. Realmente es curioso porque ellos [los comunistas, Contrapoder…] dicen que a nadie interesa lo que decimos y, en cambio, los follones que arman cada vez que vamos son de órdago. Y esto es porque les asusta que alguien pueda ver un bien en lo que decimos, en lo que vivimos, siempre que hablo de esto me recuerda a la Rosa Blanca, este grupo de jóvenes que ingenuamente desafiaron a todo un régimen y acabaron muriendo ejecutados. Y digo que me recuerda no porque tema acabar igual ni mucho menos, pero eran una presencia ingenua en medio de todo un poder establecido que tuvo que ser aplastada porque cualquier atisbo de libertad -como he dicho antes­- hace temblar a la posición que controla todo.

Después del ataque a la capilla os habéis hecho presentes en el campus repartiendo 5.000 ejemplares de vuestro manifiesto en el que decís que queréis dialogar con todos. ¿Qué respuesta habéis encontrado?

Hemos encontrado respuestas de todo tipo. Para concretar un poco más podemos hablar de tres: la primera, la respuesta violenta e impotente que no quiere entrar en diálogo y que rápidamente te tacha de fundamentalista, homófobo y ultraconservador, absolutamente cegado por una ideología asfixiante. Si se mantiene esta postura la conversación es imposible porque se convierte en un choque absurdo de ideas contra ideas y efectivamente, no es posible el diálogo. La segunda es la contraria pero no menos ideológica, gente que por tradición respeta o incluso participa de la Iglesia pero que no se mide con lo que decimos, solamente lo defiende como otra idea más, como si el cristianismo fuera una idea. El resultado es el mismo, sin insultos pero sin ninguna riqueza que nos permita entrar en el campo humano, en el campo de la experiencia. Aquí llega, por fin, la tercera respuesta, por la que merece la pena estar presentes en el ambiente, en la universidad: cuando encuentras personas que puede que defiendan una idea de antemano pero que reconocen la necesidad de un verdadero diálogo, que no tienen miedo a lo que podamos defender sino que lo valoran y lo someten a una sana crítica, personas que intentan entender lo que estás defendiendo y así poder rebatirlo de forma inteligente y no solamente ideológica, personas que no tengan miedo a la libertad. Y el colmo es cuando te das cuenta de que la persona que tienes en frente desea lo mismo que tú, ser feliz, personas que sufren al ver una injusticia, que se alegran cuando se les quiere bien, es aquí donde nuestra propuesta incide como un torrente, porque es una propuesta humana, que potencia y salva los deseos humanos, muchas veces incomprendidos por la comunidad universitaria, incluso a veces utópicos, piensan que la Iglesia tacha de asesinas a las mujeres que han abortado y en cambio nosotros hablamos de lugares reales donde se les acoge, piensan que a la mujer se le desprecia y las chicas que están allí con nosotros les dicen que nunca han sido tan bien tratadas y han experimentado el valor real que tienen. Cuando se habla de la experiencia real es cuando la Iglesia tiene algo que proponer al mundo. Porque en definitiva qué es la Iglesia, cómo nació la Iglesia. La Iglesia nace de un hombre que ha entrado en la Historia y que ha cambiado a personas durante más de 2.000 años, por lo tanto es esto lo que tenemos que testimoniar, no toda una retahíla de normas y valores que si no los cumples eres desechado.

¿Se han producido reacciones violentas?

Creo que a esta pregunta he respondido en la anterior. Sí, ha habido reacciones violentas de este grupúsculo que hace mucho ruido pero que al ver que no nos vamos cuando nos incitan a irnos se echan para atrás. Ha habido gritos, insultos, ruptura de carteles, etc.

¿Cómo valoráis la respuesta del Rectorado?

El rectorado apela en su comunicado a la necesidad del respeto y la tolerancia de toda opinión y creencia. Evidentemente, los hechos sucedidos no benefician en absoluto la imagen de la Universidad Complutense. En este sentido, la respuesta del rector sale al paso como era de esperar. Sin embargo, sus declaraciones muestran claramente una cierta diplomacia y falta de contundencia. Lamentablemente, ir decididamente contra grupos de poder dentro de la universidad no está muy bien visto y las autoridades prefieren muy fácilmente calmar demagógicamente las aguas antes que denunciar y perseguir las actitudes manifiestamente contrarias a la esencia de la universidad.

Vosotros estáis proponiendo como decís, "a pecho descubierto", vuestra experiencia cristiana en un ambiente muy hostil. ¿Qué permite la libertad para hacerlo? ¿Qué respuesta produce?

Nos parece que lo realmente apasionante y difícil dentro de la universidad y de cualquier ámbito humano es el encuentro entre personas distintas. Éste es el gran desafío con el que nos topamos todos los días. Para que uno exponga todas sus razones y argumentos es necesario que haya espacios efectivos de libertad, no sólo formalmente, sino fundamentalmente personas que no tengan miedo a escuchar a otros, que no tengan miedo al diálogo. El cristianismo para nosotros no es una burbuja o un freno para el conocimiento, sino una palanca que constantemente nos lleva, como pide san Pablo, a confrontarlo todo para poder gustar de la verdad, para no caer presos de la ideología. Nadie está exento de vivir este gran desafío: ya sea en un ambiente hostil o en apariencia favorable. El fruto de este encuentro libre entre hombres es siempre una sorpresa. En el diálogo libre nos descubrimos personas, con los mismos deseos, con las mismas exigencias, con la misma pasión por conocer.

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