Foreign fighters, la ´conversión 2.0´ de los que odian a Occidente

Mundo · Michela Mercuri
COMPARTIR ARTÍCULO Compartir artículo
| Me gusta 94
15 abril 2015
Son más de 25.000, según los datos del último informe de las Naciones Unidas sobre los “foreign fighters” que combaten en las filas del Estado islámico en Siria e Iraq. Son casi 6.500 lo que en este momento estarían en Afganistán, Yemen, Pakistán, Libia y Somalia. Combatientes que proceden de casi cien países y que han aumentado en un 71% en los últimos 8-9 meses. Pero lo que da más miedo no son solo las cifras sino la composición de este ejército del terror.

Son más de 25.000, según los datos del último informe de las Naciones Unidas sobre los “foreign fighters” que combaten en las filas del Estado islámico en Siria e Iraq. Son casi 6.500 lo que en este momento estarían en Afganistán, Yemen, Pakistán, Libia y Somalia. Combatientes que proceden de casi cien países y que han aumentado en un 71% en los últimos 8-9 meses. Pero lo que da más miedo no son solo las cifras sino la composición de este ejército del terror.

De hecho, según Naciones Unidas, el fenómeno es más transversal que nunca, tanto en términos geográficos como por las características de los combatientes. Los guerreros del califato proceden del Magreb y de los países cercanos a Oriente Próximo, como es fácil de esperar, pero también de Europa, con Francia en cabeza (1.200 combatientes), junto a Gran Bretaña (600 reclutas según el informe, 2.000 según los servicios de inteligencia), seguidas de Turquía, Rusia, Estados Unidos, Australia y Nueva Zelanda.

Nunca un ejército, si así se le puede llamar, ha sido tan variado desde el punto de vista geográfico. Por tanto, no solo no existe una clara referencia “local”, sino que ni siquiera existe un criterio identificativo claro del “combatiente tipo”. En la nebulosa de guerrilleros del Estado islámico, no solo hay jóvenes inmigrantes árabes y musulmanes de segunda o tercera generación, sino también conversos al islam (una cuarta parte de estos foreign figthers) o, más sencillamente, jóvenes atraídos por una visión revolucionaria radical y destructiva, por la búsqueda de una identidad totalizante o quién sabe qué más. No solo hay jóvenes desheredados y marginados, sino también hijos de familias acomodadas y perfectamente integradas en el tejido social al que pertenecen. Y no solo se trata de hombres: el 16% de los jóvenes reclutados en las filas de Isis son mujeres.

Por decirlo con otras palabras, el hipotético yihadista medio podría ser, sí, el joven inmigrante islámico con dificultades para integrarse en el nuevo contexto político y social, que ha mantenido contacto con su sociedad de pertenencia, pero también el hijo o la hija de nuestro vecino de casa, que nunca ha puesto un pie en una mezquita ni en un país árabe pero que navega mucho por internet. Como le ha pasado, por ejemplo, a Shakil Ahmed, un asesor laborista de la ciudad inglesa de Rochdale, que se ha encontrado con que su propio hijo Waheed había sido detenido en Turquía, con otros ocho conciudadanos, porque quería cruzar la frontera con Siria para unirse a los yihadistas del Estado islámico. Como le ha pasado a otros tantos jóvenes europeos que han decidido cerrar para siempre las puertas de una vida considerada, tal vez, quizás demasiado “rutinaria”, despojándose definitivamente de su identidad “occidental” hasta convertirla en el símbolo mismo de ese mal contra el que quieren combatir hasta la muerte y que quieren extirpar para siempre.

Entre ellos hoy jóvenes que ya habían militado en algunos grupos extremistas, pero también los hay de lo que las fuerzas policiales nunca habían oído hablar y que llevaban lo que podríamos definir como “una vida normal”. Este es el resultado de una especie de “conversión 2.0”, a base de un sabio adoctrinamiento mediante técnicas persuasivas y rápidas que nacen y se desarrollan en internet y en las redes sociales. De modo que los “futuros milicianos” se encuentran en poco tiempo pasando de la realidad virtual a los campos de adiestramiento y a los escenarios de la guerra. Este es el esquema de reclutamiento del Isis que hoy se presenta ante nosotros como una estructura bien arraigada en ciertos territorios, entre ellos parte de Iraq, Siria y algunas ciudades y pueblos libios –gracias también a una serie de alianzas que han logrado estrechar con grupos extremistas locales–, con un ejército de foreign figthers cada vez más numeroso y con una notable capacidad de atracción, especialmente con los más jóvenes. Una fórmula mortal sin lugar a dudas, que exige respuestas complejas, articuladas y decididas, tanto en los escenarios reales como en la “realidad virtual”.

Noticias relacionadas

Los datos de la ciencia frente al derecho al aborto
Mundo · Nicolás Jouve de la Barreda
Para quien lleva décadas defendiendo la importancia de los datos científicos para el establecimiento de normas o leyes jurídicas justas y respetuosas con la vida humana resulta demoledora la decisión que acaba de adoptar un Congreso conjunto de diputados y senadores franceses celebrado en...
18 marzo 2024 | Me gusta 3
A la espera del alto el fuego
Mundo · Claudio Fontana
La muerte, el trauma y la destrucción siguen marcando la vida de los palestinos de Gaza y de los rehenes que siguen en manos de Hamás....
13 marzo 2024 | Me gusta 1