Fieles a vuestra partida de nacimiento

Hace ya másde dos años que Benedicto XVI estableció, a través de la Carta Anglicanorumcoetibus, un camino que permite a los fieles anglicanos integrarseplenamente en el hogar de la Iglesia Católica conservando algunos elementos desu tradición litúrgica y teológica. Para ello se han ido creando diversosOrdinariatos en Inglaterra, Estados Unidos (que de momento acoge a los fielesde Canadá) y Australia (en el que se integran los procedentes del Pacífico).Desde entonces se han integrado personas de la más diversa condición: obispos,sacerdotes y laicos. La novedad de lo sucedido este 1 de enero es que se haincorporado por primera un grupo de monjas que además permanecerán juntasformando una nueva comunidad bajo la regla de San Benito.
Al recibirlas en la Iglesia Católica, el responsable del Oratorio deOxford, Daniel Seward, les recordó que "no os unís a algo ajeno o extraño, sinoa vuestra propia partida de nacimiento". Y añadió que con este paso, realizadocon plena conciencia y libertad, se hacían uno con San Gregorio el Grande, SanAgustín de Canterbury, San Benito, San Eduardo el Confesor, y todos aquelloshombres y mujeres que a través de los siglos han sido signo de la providenciade Dios.
El camino de estas monjas, como el de otros hermanos anglicanos que enestos años han entrado en el hogar de la Católica ha estado marcado por unaseña de inequívoca autenticidad que se refleja en sus gestos y palabras. Enprimer lugar hay que subrayar que no se trata de una huida ni de la búsqueda deun lugar bajo el sol. Se trata de una peregrinación hasta el fondo de su propiaexperiencia cristiana, como sucedió en el caso del beato John Henry Newman, quedescubrió en laIglesia Católica la única posibilidad de custodiar yfructificar la experiencia de fe germinada en el anglicanismo. Pero que nadiese engañe, hoy como ayer es un camino que implica renuncias dolorosas aseguridades bien ganadas, y que significa para muchos un nuevo inicio cuandotienen ya sesenta, setenta u ochenta años, como es el caso de una de lasreligiosas de Wantage.
Es cierto que la paternidad de Benedicto XVI ha dispuesto una estanciadentro de la gran casa de la Iglesia en la que preservarán la riqueza de sutradición, pero eso no les pone al resguardo de suspicacias de allá y de acá,ni resuelve cuestiones que pueden tener su carga de angustia, como la falta deuna vivienda que las nuevas hermanas deberán buscar, o la pérdida de oficios yresponsabilidades adquiridas. Una de las monjas que ahora forman el nuevoinstituto había recibido la ordenación sacerdotal en la Comunión Anglicana,pero ha explicado que la llamada a la unidad ha sido la principal motivación desu paso, y que todo lo que impida este proceso no puede venir de Dios, y portanto es un obstáculo que debe ser removido. Ahora su principal tarea será laoración por la unidad y el testimonio de que es posible vivirla sin perder nadade la riqueza auténticamente cristiana del anglicanismo. El camino será largo yen algunos momentos será también áspero, pero la alegría de poder vivir la feen toda su amplitud, dentro de la plena comunión de la Iglesia, supera todoslos obstáculos.