Felicito a Universitas: no defendemos nuestros derechos sino la libertad de expresión
Sin duda existe un intento organizado de expulsar a la Iglesia católica de los espacios públicos y, no estando amparados por la ley o la prudencia, se trata de forzar con acciones que violan la libertad de expresión y la dignidad universitaria. Es inaceptable para la dignidad universitaria que el cardenal Rouco haya sido saboteado impidiéndosele hacer uso de la palabra en la universidad recientemente y también es un acto de violencia este episodio de la Complutense. Hay un reavivamiento del más duro laicismo en España, precisamente en un momento en el que la clase política ha avanzado a alcanzar un cierto consenso de aceptación de un modelo de convivencia. Quizás es una respuesta a la insatisfacción de que se legislara y actuara desde un modelo más de laicismo agresivo. Quizás tampoco sabemos llegar a esos ámbitos con una presencia pacificadora y creadora de diálogo. Quizás hay situaciones que sencillamente no se deben permitir porque no estamos defendiendo nuestros derechos sino los de la propia libertad de expresión.
Ahora bien, creo que, siendo inaceptable la postura de violación de la libertad de expresión que ampara el laicismo, también creo que hay un problema en nuestro modelo pastoral, que no es suficientemente capaz de crear espacios de cooperación y auténtico diálogo en el ámbito universitario sobre todas las dimensiones de la verdad. Hace falta mucha mayor humildad, lo cual no significa invisibilidad ni dejación ni sumisión. No creo que exista un pacto de indiferencia ni una conspiración de indiferencia. Para que exista indiferencia no es necesario ningún pacto. Simplemente, nuestros modelos no llegan. He tenido oportunidad de conocer algo la pastoral universitaria en nuestro país y creo que se ha extendido un modelo que, aunque no justifica el laicismo, muchas veces no pone actitudes y herramientas eficaces para la evangelización. En no pocas ocasiones los propios cristianos de las universidades no se sienten incluidos en el modelo de pastoral universitaria y creo que a veces razón no les falta. El modelo dominante de pastoral universitaria no logra la participación ni la comunión de la mayor parte de los católicos en la universidad, tanto profesores como estudiantes.
Aunque se procure un amparo de la ley, el derecho no es suficiente para crear condiciones para la evangelización. En la coyuntura que se sufre ahora mismo, es preciso en primer lugar establecer y garantizar la defensa de los derechos, ajustarnos al derecho. Pero creo que es preciso pensar y modificar el modelo de pastoral universitaria si queremos variar las condiciones que no crean suficientes espacios de encuentro y que a la larga favorecen que frente a esas hostilidades la mayoría de la comunidad universitaria no muestre solidaridad activa sino indiferencia. La pregunta de Monseñor Sebastián hace unos meses es penetrante: ¿Por qué no nos quieren?
No quiero dejar pasar la ocasión de felicitar a la Asociación Universitas por sus iniciativas culturales en la universidad. Las exposiciones, actividades y publicaciones con motivo del conocimiento de Edith Stein, La Rosa Blanca, Zambrano o Solzhenitsyn son muy valiosas y creo que colaboran a crear un tejido de encuentro y apertura en lo trascendente. En conclusión, sin duda es momento de garantizar que no hay violencia sino respeto y derecho. Pero también estoy convencido de que se debe cambiar el modelo dominante de pastoral universitaria.
Fernando Vidal, profesor de sociología de la Universidad Complutense y militante socialista