Falta un proyecto global
Los argumentos del editorial El Futuro no está escrito responden a la falta de un proyecto global de España. Un proyecto de nación ante la nueva realidad global. El propio editorial lo señala al plantear que la mayoría de los votantes “lamenten la falta de una visión global de la sociedad que se desea”. Si no hay una visión global que se desea es porque no hay un proyecto global de España así percibido por la mayoría.
Mi posición es coincidente con esta idea y así lo he dejado escrito y publicado en este mismo medio, en mis recientes ensayos en revistas como Cuenta y Razón (“El modelo para España”, nº 25/2012), Nueva Revista (“España necesita de un modelo de cambio”, 9/2012), en mi blog personal (“La hora y el ahora de Rajoy: más España”, 28/10/2012) y las redes sociales en las que estoy.
¿Cómo no voy a coincidir con la responsabilidad personal de exponer las ideas con libertad y el que el centro-derecha defienda una sociedad crítica, si durante toda mi vida he hecho de la democracia liberal y sus valores una causa? El alineamiento es contrario a la democracia, representa por definición una idea totalitaria.
Solo hay una cosa que echo en falta y que estoy seguro que la valorará el consejo editorial porque es consustancial con las ideas y posición que defiende el editorial. Echo en falta en el editorial explicitar la palabra ‘regeneración’ que es un concepto que lo dice todo como fundamento de la democracia liberal. El PP ganó las elecciones de 1996 con el mensaje de regenerar España en medio de un sistema socialista que sumió al propio Estado en la corrupción (fueron a la cárcel por corrupción desde el ministro del Interior y el director general de la guardia civil hasta la directora del BOE y el gobernador del Banco de España. Entre otros muchos). En las democracias puede haber mucha corrupción pero sobrevive y se impone como sistema porque tiene la fuerza de hacer prevalecer la fuerza de la regeneración, los valores éticos y morales, la crítica, el estado de Derecho, la libertad e igualdad. Si no se hace de la regeneración un motor del cambio no hay cambio, se impone la inercia de la involución del régimen de libertades y valores morales que vamos viendo cómo cambia nuestras vidas cada día.