CON EL DEBIDO RESPETO AL PUEBLO...

Et in arcadia ego….

España · PaginasDigital
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11 febrero 2015
Algunos podrán decir que soy profeta de malos augurios, porque siempre estoy con que viene el lobo. Sea como fuere, la realidad es que Tempus fugit: desde la década Zapatero a la abdicación del Rey Juan Carlos I; pasando por la corrupción política que ha cundido como la peste; la crisis económica y el gobierno del Partido Popular; el ascenso de Podemos…y, mientras tanto, nosotros, hombres y mujeres, ciudadanos españoles, viviendo en nuestro mundo feliz, como si en nada nos concerniesen estos asuntos. Et in Arcadia ego: sabia la mitología griega. 

Algunos podrán decir que soy profeta de malos augurios, porque siempre estoy con que viene el lobo. Sea como fuere, la realidad es que Tempus fugit: desde la década Zapatero a la abdicación del Rey Juan Carlos I; pasando por la corrupción política que ha cundido como la peste; la crisis económica y el gobierno del Partido Popular; el ascenso de Podemos…y, mientras tanto, nosotros, hombres y mujeres, ciudadanos españoles, viviendo en nuestro mundo feliz, como si en nada nos concerniesen estos asuntos. Et in Arcadia ego: sabia la mitología griega.

Realmente no hemos asimilado el ritmo de los cambios producidos en los últimos 11 años, desde que el Partido Popular abandonó la Moncloa, cediendo paso no sólo al PSOE, sino también a una nueva generación de políticos. Muchos ciudadanos, indignados por las consecuencias macabras del 11-M, nos hicimos eco de una forma estúpida de la manipulación política orquestada entre bastidores por parte de una izquierda española ansiosa de poder y salimos a la calle a atacar las sedes del entonces partido en el gobierno, a golpe del “¡pásalo!” de las redes sociales. 

Llegaron los años del Gobierno Zapatero, y los ciudadanos, que nos habíamos acostumbrado al nivel de bienestar  que fue fruto del crecimiento económico que nuestro país empezó a experimentar a finales de los 90, nos volvimos unos niños caprichosos e insensibles. Pensamos que todo nos lo merecíamos y que a todo teníamos derecho: el Estado nos debía proporcionar educación, sanidad, pensiones, trabajo, vivienda, ocio y la larga retahíla de objetos acumulados y becerros del bienestar cuyo culto adoptamos acríticamente en nuestros hogares.

Et in Arcadia ego, habló la decadencia: mientras las Administraciones Públicas asumían espacios nuestros que no le correspondían a ellas; dejamos de participar en los asuntos de la polis…y empezamos a poner el cazo: vino el PER con Felipe; luego, los 400 euros; en tercer lugar, nos dejamos sobornar con la procreación inducida del “cheque-bebé”, que fue una gran mentira…y, mientras tanto, el espacio público, el de los ciudadanos (no sólo el del Estado), lleno de basura por las sobras que arrojábamos, hartos de tanto consumir información, drogas tecnológicas y de ocio, chutarnos evasión…Mientras tanto, unos cuantos se aprovechaban para especular con lo financiero o jugar con lo que era nuestro (meter a los amiguetes en la Función Pública).  Nos daba igual: teníamos  satisfechas nuestras necesidades lúdico-afectivas. Nos enganchamos a la droga del ´hakuna matata´ y nos hemos convertido en yonkies del tiempo presente.

Et in Arcadia ego. Vivíamos por encima de nuestras posibilidades, gastando, consumiendo, viajando,…felices en nuestra ignorancia cuando llegó el lobo: la crisis económica; las burbujas inmobiliarias estalladas; el paro que subía; la prima de riesgo; la educación, herida en el fango de la mediocridad; la enfermedad llamada titulitis universitarius, responsable que las Universidades españolas se hayan convertido en ´la corte de los milagros´; la corrupción política que nos salpicaba; el deterioro de las instituciones que afectó también a la Casa Real; la clamorosa pasividad del conjunto de la sociedad española durante años, imbuida de la maldita mentalidad de la picaresca y de la caradura que está extendida entre nosotros como un cáncer: desde nuestras comunidades de vecinos, donde el bien común ha sido sistemáticamente violado por el cortijo particular, hasta los Colegios Profesionales, donde el lema observado de forma terminante ha sido el del pucherazo electoral; por no hablar de la vergüenza ajena que da ver las Cámaras de Comercio y el estupro sistemático y desvergonzado que ha sufrido la sociedad civil con la maniobra orquestada con la constitución de la Cámara de España (¿sabrá esto Felipe VI?).  Y ahora, cuando vienen las vacas flacas,  es cuando se nos ocurre protestar y culpar a los políticos, empresarios, banqueros y demás miembros de la ´casta´ de nuestras propias frustraciones. .

Et in Arcadia ego. En el colmo de nuestra alienación, nos estamos arrojando en manos de mesías políticos que abanderan la pureza frente a la “casta”; que prometen la justicia social frente a los bancos y las empresas; que dicen ser ´puros” como la luz, mientras la porquería va salpicando su camino; que prometen mantener esa Arcadia ´bendita´ llamada Chiringuito del Bienestar en la que cada uno hacemos lo que nos place sin pensar en nada más…cuando, en realidad, nadie sabe qué hay detrás de tanta promesa. Y, aun así, nos dejan indiferentes las consecuencias de este regalo envenenado que ha supuesto un Estado del Bienestar sin responsabilidad social: nosotros, tan metidos como estamos en nuestro mundo, ya nos hemos convertido en vasos de cristal a punto de hacernos añicos. Estamos tan empecinados en hacer lo que nos salga de los güitos sin pensar en las consecuencias de no concebirnos juntos que ya no nos importa autoafirmarnos a costa de los demás. Cuanto más niños somos, más conductas de riesgo…y más accidentes de tráfico (por mucho que funcionen los radares y el permiso por puntos).

Tengo claro que nos romperemos, seguro. Si no maduramos como sociedad, otros nos obligarán a hacerlo. El mito de la Arcadia y el de Narciso se cumplirán de una forma trágica: aunque veamos la calavera que nos recuerde que nuestra burbuja no es eterna, caeremos en las redes de los mesías que no hacen más que prometer para meter y, una vez ya metido, incumplir lo prometido. Hemos tenido utopías en nuestro país, pero no hemos escarmentado. Así que, creo que lo mejor es que venga Podemos y arrample con todo. Cuando descubramos que lo hemos perdido todo, que nuestra amada Arcadia ya no existe, atravesaremos el desierto del síndrome de abstinencia (ausencia de gratificaciones emocionales, luto emocional, nostalgia de nuestra vida diseñada y prefabricada), empezaremos a darnos cuenta de lo que hemos hecho y, si hemos aprendido la lección, empezaremos a dejar de ser tan estúpidos como para no darnos cuenta de que, por nuestro propio bien, nuestra forma de actuar ya no puede ser el del niño caprichoso que lo quiere todo, aunque sea a costa de menoscabar a otros (el ejemplo de las comunidades de vecinos lo dice todo). Y es que convivir juntos no es estar como mónadas, sino vivir y tomar decisiones que redunden en el bien común de todos. Ya lo decía el bueno de Oskar Schindler: debería interesarnos; debería interesarnos. Que se lo pregunten, si no, a Itzhak Stern.

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