Entrevista a Rafael Arenas, presidente de Societat Civil Catalana

´Es necesario que España sea percibida como un ámbito de solidaridad´

España · Elena Santa María
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12 enero 2016
Societat Civil Catalana es una asociación que trata de fomentar la cohesión y la convivencia entre los ciudadanos en Cataluña y de estos con el resto de los españoles, y promueve la cultura catalana como parte inseparable de la cultura española común. Su presidente, Rafael Arenas, catedrático de Derecho internacional en la Universidad de Barcelona, responde a Páginas para valorar la situación política que atraviesa Cataluña en este momento.

Societat Civil Catalana es una asociación que trata de fomentar la cohesión y la convivencia entre los ciudadanos en Cataluña y de estos con el resto de los españoles, y promueve la cultura catalana como parte inseparable de la cultura española común. Su presidente, Rafael Arenas, catedrático de Derecho internacional en la Universidad de Barcelona, responde a Páginas para valorar la situación política que atraviesa Cataluña en este momento.

¿Cómo valora el acuerdo entre Junts pel Sí y la CUP, y la investidura de Puigdemont?

El acuerdo parte de un fraude a los electores, tal como hizo explícito Artur Mas en su comparecencia (“hemos corregido a las urnas”). Supone también un fraude al Reglamento del Parlamento de Cataluña, que impide que sean traspasados diputados de un grupo parlamentario a otro. Es un pacto de sumisión parlamentaria por el que la CUP pasa a convertirse en un grupo satélite de JxS. Difícilmente explicable, seguramente para muchos electores. Por otra parte, al establecer explícitamente el aislamiento del resto de grupos parlamentarios, según lo establecido en el punto primero del acuerdo, no contribuye a facilitar el diálogo, mostrando así con claridad el carácter unilateral del desafío de los separatistas.

Se ha referido a la comparecencia de Mas para explicar el pacto: ´lo que no nos dieron las urnas lo hemos corregido con la negociación´. ¿Qué le parece esta afirmación desde el punto de vista democrático?

Ya indicaba en la respuesta anterior que el pacto en sí es un fraude a los electores y la frase de Artur Mas lo deja claro. Es, de todas formas, una constante en la actuación del que ha sido presidente de la Generalitat. Cuando tras el 9-N se hizo evidente que no había una mayoría social para la secesión intentó aparentar esta mayoría mediante unas elecciones autonómicas en las que sabía que una minoría de electores independentistas podían dar una mayoría de diputados independentistas, como efectivamente ha sucedido. No hemos de perder de vista que los votos detrás de los 72 diputados que votaron a favor de la Resolución secesionista del 9 de noviembre son menos que los votos que hay detrás de los 63 diputados que votaron en contra.

Nada de esto importa porque, evidentemente, para los separatistas el argumento democrático es solamente un recurso retórico para sus fines y, por tanto, no es de extrañar que esa voluntad mostrada en las urnas pueda (y deba desde su perspectiva) ser corregida cuando no responde a sus fines. Podríamos decir que la frase es una muestra más de que para algunos el nacionalismo precede a la democracia y ésta solamente es buena cuando se ajusta a sus propósitos.

¿Cuál es la tarea de los partidos constitucionalistas? ¿Qué medidas pueden tomar?

Los partidos constitucionalistas tienen que hacer expreso que no hay ni pacto ni negociación ni actuación política fuera del marco legal. El cumplimiento de la ley no es negociable y quien se sitúa fuera de ese marco no solamente se arriesga a las consecuencias jurídicas que esto tiene, sino que, además, ha de quedar temporalmente apartado del juego político. Creo que se debería ser mucho más claro en ese punto para que no haya dudas sobre la transcendencia que tiene el desafío que plantean los secesionistas.

Además de lo anterior, y en situaciones excepcionales como ésta, es necesario un respaldo explícito y sin fisuras a las actuaciones que haya de tomar quien en estos momentos tiene la responsabilidad de hacer cumplir la ley, esto es el Gobierno. Por lealtad institucional se ha de respaldar a quien tiene la difícil misión de afrontar un conflicto como el que ahora tenemos. De igual manera, el Gobierno ha de buscar el diálogo franco y permanente con las grandes fuerzas políticas para que no se quiebre la unidad en relación a un punto básico como es el respeto a la ley y la defensa de nuestro sistema democrático, amenazado gravemente al haber accedido a la presidencia de una Comunidad Autónoma quien hace expreso que utilizará el poder recibido para quebrar el marco constitucional y destruir el Estado.

Finalmente, es preciso acordar medidas a medio y largo plazo que ataquen las causas del conflicto que estamos viviendo. El proyecto común español ha de ser puesto en valor y revitalizado con medidas que afronten los problemas que ahora tiene nuestra sociedad. Algunos de estos problemas tienen que ver con el daño causado por la crisis económica a la economía de tantas familias y ciudadanos, y a los proyectos vitales de los españoles. Es necesario que España sea percibida como un ámbito que ofrece seguridad y solidaridad también en tiempos difíciles, y esto se ha trabajado menos de lo que se debiera.

Otras medidas tienen que ver con la forma en que en Cataluña se ha permitido que las administraciones y, en particular, la escuela y los medios de comunicación han sido utilizados para hacer de correa de transmisión de los planteamientos nacionalistas que han derivado de forma explícita en el separatismo. Ciertos consensos comunes a todo el Estado en relación a educación, gestión de las administraciones y de los medios de comunicación resultan indispensables.

¿Cree que el problema catalán tiene solución?

Por supuesto, si no fuera así no estaríamos dedicando el tiempo, esfuerzo y sacrificios que entregamos tantos que creemos necesario un compromiso social en estos momentos tan difíciles. Si lo hacemos es porque tenemos en el horizonte una Cataluña que viva sin tensiones su participación en los proyectos español y europeo, en el que el nacionalismo no condicione nuestra vida y en la que podamos dedicarnos a trabajar para que nuestros hijos gocen de una sociedad más rica, más justa y más segura; en definitiva, más feliz.

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