“Es necesaria una opción política de ambiciones europeístas”

En una reciente columna en El Mundo, Nicolás Redondo Terreros afirmaba que “con los partidos antisistema sólo queda mantener una distancia saludable, que no es otra que la que impida el contagio de su discurso o la destrucción de quienes creyeron que podrían dominarlos”. ¿Qué valoración le merece esta afirmación?

Mi opción en cuanto a los partidos antisistema es una opción socialdemócrata, y por eso sigo compartiendo como ejemplo la estrategia del SPD: negativa a compartir acciones con Linke. Yo no comparto la impresión de destrucción que tiene Nicolás, debido a que hace tiempo tengo la convicción de que las propuestas revolucionarias han desaparecido en Europa; estamos en otra época histórica.

¿Los conceptos de izquierda y derecha son suficientes para describir el contexto actual?

Pienso que las nociones de izquierda y derecha han entrado en crisis con la llegada de una época que no tiene todavía nombre. La Edad Contemporánea desaparece con la URSS. Con su desaparición se descubre que el comunismo no puede definirse con los conceptos y valores de la izquierda, tal y como es definida la izquierda política en tiempos de la III República Francesa a partir del affaire Dreyfus. Por eso pienso que los soberanistas, secesionistas y nacionalistas en Europa, aunque se autocalifiquen como de izquierda, son otra cosa distinta; tal vez sirva la palabra populistas, pero aún no poseemos conceptos claros. Por eso, yo prefiero decir que soy socialdemócrata.

Me parece adecuada la crítica a los partidos antisistema pero creo que sería un error demonizar a sus votantes ya que puede ser sintomático de un voto protesta más que un voto de personas radicales sean de derecha o de izquierda. ¿Cuál es el camino para ilusionar a este perfil de votante descontento pero que en el fondo está alejado de la radicalidad?

Para recuperar votos en esa franja, pienso que la única manera de hacerlo en Europa es creando una opción política de ámbito y ambiciones europeístas. El Estado nación ya no sirve para desarrollar una estrategia política que establezca límites democráticos al capitalismo global de nuestra época.

Los partidos políticos parecen, en general, más preocupados por mostrar un discurso de miedo a que gobierne el partido contrario o a identificar a un enemigo al que hay que combatir que mostrar una propuesta en positivo. ¿Cómo combatir la política del miedo que además es muy rentable políticamente?

Es consecuencia de una época que tiene miedo porque no sabe cuáles son sus fundamentos y cuál es su futuro.

En los últimos años la izquierda parece hacer suyos discursos identitarios de distinta índole. Sin negar los aspectos positivos que pueda tener que ciertas minorías puedan tener un espacio donde expresarse, podemos correr el riesgo de perder lo que es común. ¿Ve este riesgo de perder lo que nos es común en esta carrera por las identidades? 

Me remitiré a mis opiniones anteriores. En realidad, es dar vueltas y vueltas como un hámster en la rueda de su jaula, el Estado nación. La realidad y el pensamiento líquido de Zygmunt Bauman.