Entre relatos anda el juego
Sánchez, sin apoyos suficientes, se presenta ante su electorado como el hombre de diálogo y de consenso que lo ha intentado todo para echar a Rajoy. Una vez más Pedro Sánchez dice no a Mariano Rajoy, descartando así la gran coalición. No obstante, varios dirigentes de Ciudadanos, el partido con el que el líder socialista ha decidido pactar, han reiterado en sucesivas ocasiones que los populares tendrán que sumarse al acuerdo o, al menos, no oponerse al mismo. ´Que no nos tomen el pelo´, ha sido la respuesta del presidente
del Gobierno en funciones a esta posibilidad, a pesar de que fue él quien rechazó el mandato del Jefe del Estado para presentarse como candidato al debate de investidura. Así que la abstención o el voto a favor de Podemos es la única vía que le queda a Sánchez para ser investido presidente por el Parlamento el próximo viernes en segunda votación.
Estos días atrás los socialistas han tratado de presentar a la formación que lidera Pablo Iglesias como la responsable en caso de que la investidura no salga adelante, haciéndoles culpables de la consiguiente continuidad de Rajoy en funciones y, en última instancia, de unas nuevas elecciones. En el mismo sentido se ha desarrollado el discurso del candidato Sánchez, quien, bajo la atenta mirada de Albert Rivera, ha enumerado las reformas que incluye su pacto con Ciudadanos que podían agradar a Podemos y ha declarado su intención de tumbar las más lesivas medidas impuestas por la mayoría absoluta del Partido Popular durante los últimos cuatro años.
Sánchez sabe que para Podemos, las confluencias e Izquierda Unida-Unidad Popular, las bondades progresistas del pacto PSOE-Ciudadanos son insuficientes, ya que, entre otras cuestiones, no se aborda el desafío soberanista en Cataluña, línea roja de En Comú Podem, primera fuerza política en la comunidad autónoma.
A pesar de sus constantes alusiones al consenso, al diálogo y a la altura política que exige la situación, Sánchez se ha dirigido fundamentalmente a sus votantes y les ha venido a decir que él ha hecho todo cuanto estaba en su mano para echar a un Mariano Rajoy incapaz de lograr apoyos de la Moncloa y que si no lo ha logrado es porque otros han bloqueado esa posibilidad.
Podemos y el resto de partidos que abogaban por un pacto de izquierdas ofrecerán a los votantes socialistas una versión bien distinta de lo sucedido. Veremos quién logra imponer su relato.