EUROPA

Entre el miedo y la esperanza

Mundo · Juan Carlos Hernández
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13 junio 2019
La asociación “sed.cultura” organizó un encuentro, en la sede de la editorial Ediciones Encuentro, el pasado lunes 10 de junio con Joseph Weiler, senior fellow del Centro de Estudios Europeos de Harvard, y José María de Areilza, secretario general de Aspen Institute y profesor titular de la cátedra Jean Monnet en ESADE, con el motivo de dialogar sobre los retos que Europa afronta en esta nueva etapa política en un contexto social y económico cargado de incertidumbres.

La asociación “sed.cultura” organizó un encuentro, en la sede de la editorial Ediciones Encuentro, el pasado lunes 10 de junio con Joseph Weiler, senior fellow del Centro de Estudios Europeos de Harvard, y José María de Areilza, secretario general de Aspen Institute y profesor titular de la cátedra Jean Monnet en ESADE, con el motivo de dialogar sobre los retos que Europa afronta en esta nueva etapa política en un contexto social y económico cargado de incertidumbres.

Sed.cultura busca ayudar a construir un lugar en el que podamos aprender de otros entre personas que buscan la verdad. La asociación quiere “generar espacios y oportunidades de encuentro”, según palabras del moderador del acto, Antonio Lázaro. “Aunque España sea quizá uno de los países de Europa menos euroescépticos, miedo y esperanza podrían ser las palabras que definen el momento en el que vive Europa”, empezaba afirmando el moderador como hipótesis de partida.

Joseph Weiler comenzó destacando la “revolución silenciosa que se está produciendo en Europa como comunidad de destino como consecuencia del Brexit. Ahora todo el mundo entiende que es imposible abandonar la Unión Europea”. Por otra parte, el Parlamento Europeo ha ganado poder pero el problema del déficit democrático no está resuelto, ya que no existe la posibilidad de elegir gobierno europeo. No existe la posibilidad de elegir entre una opción de centro derecha o de centro izquierda. Las opciones se reducen a pro-europeo o anti-Europa pero no hacia qué dirección va a tomar.

José María de Areilza destacaba cómo los padres fundadores de Europa supieron “aunar realismo e idealismo”. El realismo de poner en común la producción del acero y el carbón y el idealismo del perdón a los enemigos. “Hoy el idealismo está denostado en política”. Es muy difícil reinventarse cuando se tienen 70 años, recalcaba de Areilza al ser preguntado sobre qué camino debe recorrer Europa. “Tenemos que volver a hablar de ideales, la UE no puede aspirar a regularlo todo y ser compatible, al mismo tiempo, con las identidades de los países. No se trata de crear un ‘superestado’ europeo”.

Podemos pensar que este cambio debe ser protagonizado por una gran personalidad pero esa esperanza resulta infantil. Los cambios necesitan grandes acuerdos, ya que la mayoría de los desafíos a los que nos enfrentamos vienen de fuera de nuestras fronteras estamos frente a un reto muy grande si Europa no es capaz de tener una influencia en el mundo.

Weiler continuaba el diálogo destacando que “no es posible que millones de personas en Europa se hayan vuelto fascistas y populistas de repente”, preguntado acerca de los nacionalismos. “Después de la aparición de los fascismos en Europa la palabra patriotismo ha sido denostada. Pero es un valor que hay que recuperar cuando es entendido como corresponsabilidad de la persona ante lo que pasa en nuestra sociedad. Es necesario recuperar este sano patriotismo que significa ser responsable de la patria”.

“El discurso político se reduce a una propuesta mercantil”, no existe un ideal como decía su discípulo Areilza; en los programas de los partidos se encuentran solamente promesas materiales pero ningún ideal.

Acerca de la inmigración, Joseph Weiler negó rotundamente que estemos frente a una invasión. “Que tengamos un millón de inmigrantes en Europa no es nada frente a una población de cuatrocientos millones. El problema es que no tenemos memoria y no recordamos las grandes migraciones europeas del siglo pasado a América”. Allí fueron asimilados.

Es crucial para Europa, en un contexto de invierno demográfico, una adecuada política migratoria. ¿Quién? ¿Cuántos? ¿Dónde?… como sí han desarrollado Australia, Canadá o los Estados Unidos hasta la llegada de Donald Trump. “Necesitamos inmigrantes si queremos conservar nuestra sociedad del bienestar debido al suicidio demográfico que padecemos actualmente. Otra palabra maldita es la asimilación. ¡Claro que hay que asimilar a los inmigrantes! Habrá que decirles: conservad vuestra religión, vuestras comidas típicas, pero tus hijos tienen que ser del Real Madrid o del Barcelona. La palabra asimilación está prohibida pero implica grandes ventajas y deberes para el inmigrante. Esto es lo contrario a lo que se habla del multiculturalismo”.

Continuando con el desafío de la inmigración, Weiler afirmó que tanto Trump como Orban han creado un problema de forma artificiosa con los inmigrantes. Problemática que también se da en Polonia, donde la Iglesia se ha desmarcado del Gobierno en su política frente a la inmigración, proponiendo la acogida al otro.

“La palabra asimilación está prohibida pero implica grandes ventajas y deberes para el inmigrante”

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