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EncuentroMadrid 2013: ¿Ingenuidad o insolencia?

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10 marzo 2013
El próximo fin de semana vuelve el encuentromadrid a la Casa de Campo de Madrid. Es una extraña iniciativa que surgió hace ocho años y que obstinadamente reaparece, con un cierto grado de irreverencia, cuando se acerca la primavera.

El encuentromadrid, que siempre está a caballo entre una feria de pueblo y una convención cultural, lo sacan adelante, sobre todo, un grupo de católicos. Pero no tiene la habitual "agenda católica" o lo que se entiende por ella en España. Este año se han metido en un terreno ciertamente pantanoso, porque el lema -"un imprevisto es la única esperanza"- toca un tema difícil. Hablar de las condiciones que hacen posible la esperanza, en un país que va a superar los 6 millones de parados y cuando las últimas encuestas reflejan que la autoestima nacional está por los suelos, es arriesgado. No sólo porque la economía no va a recuperarse todavía o porque los más sinceros reconozcan que el Estado del Bienestar se ha ido para no volver. Sino porque hasta los más listos, no los que se consuelan con la cantinela de los valores, tienen dificultad para identificar cuál es el principio positivo con el que educar a los más jóvenes.

Quizás encuentromadrid cuando habla de esperanza lo hace aferrándose a la "opción espiritual". Pero no parece que sea así. En el programa hay responsables de empresas, de entidades de la sociedad civil, de cooperativas. No es un programa escatológico.

La esperanza ciertamente es algo de lo que se habla mucho últimamente. Pedro Cuartango hace unos días en El Mundo se refería a la cuestión confesando que tenía la sensación de estar perdiendo la vida. "Esta desesperación -añadía- revela que en lo más profundo de mi interior albergo un poco de esperanza. Pero ello es una pura ilusión para poder seguir sobreviviendo, porque la única experiencia tangible es la de la nada en su pura intangibilidad. No hay nada y, por tanto, la esperanza es imposible". ¿Es la realidad, la experiencia, un antídoto contra ese corazón que se empecina en seguir esperando? Es lo que sugiere el título del último libro de Javier Gomá: Necesario pero imposible o ¿qué podemos esperar?

Por el contrario, el lema del encuentromadrid, copiado de unos versos de Montale, sugiere que la fuente de la esperanza está en la realidad. No en cualquier realidad, sino en la que me sorprende, la que no es construida con mis propias manos. El hombre moderno, que ha hecho y sigue haciendo cosas muy buenas, se suele equivocar a menudo al pensar que no sucede nada si no hay razones suficientes para que ocurra. Quizás en eso consista la ideología que nos domina tras la muerte de todas las ideologías. A pesar de todas las evidencias sobre cómo funciona realmente la vida, solemos pensar que nada ocurre por casualidad, de forma gratuita o fortuita. Nos aferramos al infantil pensamiento de que si ha pasado algo es porque lo hemos fabricado nosotros o porque ha habido razones suficientes para que suceda. En realidad todo lo importante, desde la existencia hasta la amistad que hace posible una empresa, pasando por los descubrimientos que impulsan el conocimiento, la tecnología o la gratuidad que mantiene cohesionado el tejido social, son fruto de un sinfín de acontecimientos imprevistos que no se explican por sus factores antecedentes. Por eso nos parece imposible lo más necesario. Porque nos hemos creído tontamente que la realidad es hija de la necesidad y no del don.

Vayamos a lo más concreto y a lo que más nos preocupa en este momento: el crecimiento y la creación de empleo. La crisis nos está enseñando mucho. Rechazamos la economía especulativa y nos esforzamos por comprender cómo puede avanzar la economía productiva. Por eso nos damos cuenta de que nos hace falta lo nuevo. Es quizá la gran lección de Steve Jobs. Podemos reducir costes, ajustar plantillas y afinar los procesos habituales. Pero no hay salto adelante si no descubrimos un nuevo modo de resolver necesidades. Necesitamos lo nuevo para desarrollar futuros negocios o para repensar un Estado del Bienestar que se ha vuelto insostenible.

Y en la empresa o en la ciencia, lo nuevo con lo que se consigue un auténtico salto adelante se produce cuando, por caso o por gracia, se abre ante nosotros un paisaje que hasta ahora estaba oculto. Esa dinámica genera confianza entre la gente, destapa energías escondidas. Lo nuevo no es solo lo distinto. También es lo que siempre ha estado ahí y que, de pronto, dejamos de considerarlo como algo descontado y lo percibimos como un presente, algo inmerecido. Como la propia vida cuando deja de ser una categoría ideológica y se convierte en un diálogo/debate con el Misterio que te da el ser.

No sabemos si en el encuentromadrid hablarán de estas cosas. Ya veremos qué ocurre. Pero no se puede abrir el dossier esperanza sin dar buenas razones, de otro modo se caería en la ingenuidad o en la insolencia. Y no está el horno para bollos.

www.encuentromadrid.com

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