Encontrar las respuestas
¿A quién no le han preguntado alguna vez si era feliz?, aunque encontráramos alguien, a quién nadie le ha planteado esta cuestión, estoy seguro de que todos , en algún momento de nuestra vida , hemos consultado a nuestro interior por ello.
No sé vosotros, pero yo, cuando ha salido este tema con amigos o conocidos, he podido constatar ,que la definición de felicidad, es tan amplia para algunos, que se pierden en demostraciones , evitando confesar, que son incapaces de explicarla.
Si os dais una vuelta por internet, encontraréis abundantes páginas que hacen conjeturas sobre ella. Echándoles un vistazo, caigo en la cuenta de que debo estar despistado, o me he quedado obsoleto, ante los que han decidido incluir a la felicidad, como una nueva ciencia, que evoluciona con los tiempos . Debo ir poniéndome al día sobre los estudios , descubrimientos y escritos que sobre el nuevo conocimiento aparecen.
Pero no hay que irse a la red, para darse cuenta de que felicidad ,es una de las palabras más usadas en este mundo. Raro es el día, en que no te la encuentras ,en boca de un conocido, o la escuches en un programa de televisión o radio, viendo una película, leyendo un libro o la prensa. Pero,¿ sabemos lo que es ser feliz? La mayoría de veces, lo que otros te cuentan cómo felicidad, corresponde más bien, a un estado de bienestar psíquico , corporal o social , donde las emociones y sentimientos se ponen a merced, de los acontecimientos que les toca vivir a diario.
Se critica en algunos sectores y grupos de la sociedad, el fuerte hedonismo en que esta humanidad se mueve , pero es también en estos círculos, incluso religiosos, donde paradójicamente, se percibe a un importante número de personas, que confiesan no sentirse felices, aceptando casi de forma claudicante, que la verdadera felicidad no existe en esta tierra. Y es verdad, la felicidad en toda su dimensión y fuerza, solo podremos gozarla, cuando estemos en el paraíso prometido.
Pero la felicidad, nace desde el interior, no se logra con la adquisición de cosas, sentimientos y emociones, sino cuando se descifra el ¿por qué estoy aquí?, y el ¿para qué? Cuando uno descubre la respuestas a esas preguntas, experimenta, como brota fuertemente, desde lo más íntimo de su ser , la alegría, la confianza, la esperanza , la paz, el amor… Una de mis hijas, me confirmó hace unos meses, lo que acabo de plantear.
En ocasiones, te encuentras a personas, que al preguntarte sobre la felicidad, no sabes si su propósito, es que le confirmes tu infelicidad, para aliviar la suya, o que realmente está interesada, en que la hayas encontrado, y pueda alegrarse contigo. A veces, las buenas preguntas, no se plantean con la honestidad que requieren… Mi hija me contó, que alguien, en una charla personal e íntima, le preguntó si era feliz. Ella con toda naturalidad y convicción le contestó : “ por supuesto que sí”. Al parecer, no era la respuesta que el otro esperaba, y le rebatió que esa afirmación, era algo genérica, que si podía ser más explícita.
Mi hija, se sintió un poco molesta, al sentirse invadida en su intimidad, pero la buena educación, le invitó a complacerle, así que le dijo algo que le salió del alma. Logró desarmar y callar la curiosidad de su interlocutor : “ Soy feliz, porque me siento amada”, “ me siento querida por Dios, mi familia y mis amigos”…
Pues qué queréis que os diga… Pienso que es el mejor resumen y definición, de toda la exposición que he intentado hacer sobre la felicidad. Cada vez entiendo mejor lo que San Agustín, escribió, tras su “experiencia de felicidad” y cuando encontró la respuestas sobre ella.
«¡Tarde te amé, hermosura tan antigua y tan nueva, tarde te amé! Y he aquí que tú estabas dentro de mí y yo fuera, y por fuera te buscaba; y deforme como era, me lanzaba sobre estas cosas hermosas que tú creaste. Tú estabas conmigo, mas yo no lo estaba contigo. »