En lo que no está la gente
El Grupo socialista ha reclamado esta semana algún chivo expiatorio que les permitiera aliviarse por el recorte del salario de los funcionarios y la congelación de las pensiones que se aprobó en el Consejo de Ministros de ayer. Querían algún ataque a la Iglesia, a los ricos. Algo sencillo, esquemático, que sirviera para alimentar la dialéctica, que saciara la sed de revancha. Se constata, una vez más, la separación entre clase política y sociedad.
La mayoría de la gente no está en eso, aunque tenga una ideología de izquierdas. Está en la angustia de la crisis, en la realidad o la amenaza del paro, en ahorrar para lo que venga. La mayoría de la gente no está en eso pero muchos pueden estarlo si el Gobierno se empeña en alimentar el conflicto para distraernos de las medidas tomadas y de la gravedad de la situación por la que atravesamos. Es el sello de Zapatero: alimentar el conflicto para conquistar y mantener el poder. Esa irresistible tendencia a ideologizar, incluso en los momentos más dramáticos para el pueblo, le incapacita para seguir gobernando tanto como su impotencia para corregir seriamente su política económica.