El viernes negro de Hugo Chávez

Mundo · Douglas Ramírez
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10 enero 2010
Lo único fuerte del bolívar fue la devaluación, las medidas demostraron que el bolívar fuerte nació débil. El 8 de enero de 2010 pasa a ser el viernes negro del castro-chavismo del siglo XXI. El Gobierno devaluó el bolívar fuerte hacia un tipo de cambio múltiple, un tipo de cambio oficial a 2,60 para las compras oficiales, otro a 4,30 para el sector productivo y un tipo de cambio flotante con intervención sucia para el resto de la economía, que estará cercano al permuta entre 5 y 6 bolívares fuertes por dólar.

El Gobierno incrementa sus ingresos por el dólar petrolero en más del 100% al pasar en el tipo de cambio de 2,15 a 4,30 y el del dólar flotante que es el que vende al público y el dólar oficial para sus compras pasa de 2,15 a 2,60 con lo cual sus costos sólo se incrementan en 21%.

Los efectos en la economía en lo inmediato sería un incremento en las expectativas inflacionarias y por tanto los en los precios, debido a dos razones. Primero, el sector productivo, ante las políticas adversas a las actividades empresariales y emprendedoras, han dejado de invertir e incluso han cerrado muchas empresas, por lo que las empresas existentes ya están trabajando cercanas a la capacidad de pleno empleo. En segundo lugar, esta devaluación con tipos de cambios múltiples no responde a un plan de desarrollo productivo de la economía nacional, sino a las necesidades de caja del Ejecutivo nacional, que no pudo sostener más su maquillaje financiero realizado por la G2 cubana, quien es la que maneja realmente los dólares de Venezuela.

Si el Banco Central estimaba dos trimestres de contracción para este año 2010 con la devaluación del bolívar "fuerte" la contracción se prolongará posiblemente todo el año, con lo cual se mantiene la tendencia de lo que los economistas llamamos estanflación, es decir, decrecimiento con inflación. Con lo cual estamos en los peores de los dos mundos, lo que significa mayor desempleo y menor capacidad de compra.

Con la devaluación nos acaban de meter la mano en el bolsillo a todos los venezolanos y nos han robado más del 50% del poder de compra real, y con la aceleración inflacionaria los ingresos se vuelven agua, sin ninguna compensación de ingreso y con pagos y deudas pendientes. El Gobierno del G2 cubano-chavista está aplicando la licuadora argentina de los 80, en nuestros ingresos y en nuestros ahorros, ya que lo licuan con la devaluación y con la inflación.

Los padecimientos de los venezolanos ante el racionamiento del agua y del servicio eléctrico sumado a la inseguridad personal y jurídica, entre otros problemas, ahora debe sumar el costo de la devaluación. Los problemas de Venezuela, los apagones, la devaluación, los racionamientos y la mala gestión son culpa del Niño, del Niño Hugo.

Douglas Ramírez es profesor de Economía en la Universidad de los Andes, Mérida (Venezuela)

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