El tiempo de lo imprevisible

Pero toda esa negativa espiral no permitesilenciar los errores que está cometiendo el Gobierno de Mariano Rajoy en unode los momentos más delicados de la reciente historia. El Ejecutivo del centro-derechaestá conformado por un equipo sólido, con ministros solventes, que ha realizadocambios decisivos como el de la reforma del mercado de trabajo. Sus intentos dehacer frente al gran agujero inmobiliario del sector financiero y de reducir eldéficit de las Comunidades Autónomas son notables. Es un Gobierno que semanatras semana toma iniciativas y, que en circunstancias normales, hubieradestacado por su buena gestión. Pero las circunstancias no son normales y amenudo Rajoy y sus hombres se ven desbordados. El presupuesto llegó tarde y esoha generado una desconfianza perniciosa. El ajuste inicial de 27.300 millonesde euros poco después de haberse presentado ya era insuficiente. Hubo queañadirle 10.000 millones más de recorte en Educación y en Sanidad. Días despuésha habido que hacer un nuevo anuncio: la subida del IVA para 2013. Todo elmundo sabía que sin subida del IVA las cuentas no se podían cuadrar. Sólocuando se ha exigido por el FMI y por Bruselas se ha dado a conocer. La agendade los ajustes está mal organizada. Muchos tienen la sensación de que el copagofarmacéutico, la subida de las tasas universitarias, el aumento del IRPF y elconjunto de nuevas medidas han supuesto ya un gran sacrificio. Y en realidadsólo se está al comienzo. La dosificación que se está haciendo no es buena. Yluego está la comunicación. La política gana altura cuando está al servicio dela conciencia del pueblo, cuando sabe sacar a la luz la energía social querequiere un cambio como el que necesita España. Y la pierde cuando es sologestión y no marca una dirección clara, comprensible. Rajoy no comparece, noexplica, no responde. Rajoy llegó al poder diciendo que su mejor virtud era lade ser "un hombre previsible". Se entiende lo que quería decir después de losexperimentos de Zapatero. Pero no es el tiempo de lo previsible. Ni en políticani en lo social. En un país que está permanentemente amenazado por unaintervención y que se va a mantener con una tasa de paro por encima del 22 porciento hasta 2015 lo previsible, la ordinaria administración es insuficiente.
Lo imprevisible tarea no solo de lospolíticos; también, y sobre todo, de la sociedad. Al concluir su AsambleaPlenaria los obispos españoles han subrayo que el tiempo de la crisis es untiempo para la caridad. Una de las dimensiones esenciales de la caridad es laayuda al otro. Pero la caridad, antes que una expresión de solidaridad,coincide con la estima por el valor de lo que cada persona es, empezando poruno mismo. Las respuestas imprevisibles que necesita esta crisis, eninnovación, en aprovechamiento de nuevas oportunidades y en muchos otros camposson posibles si cada uno es consciente del valor de su persona. Si laconciencia del valor del yo está clara ni el poder ni las circunstanciasadversas pueden frenar su capacidad de construcción. Es el tiempo de lapersona, por eso es el tiempo de lo imprevisible.