Editorial

El siglo que no arranca

España · PaginasDigital
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3 octubre 2013
Acaba 2012 y el siglo no termina de arrancar. El siglo XX empezó tarde, con la guerra del 14, y terminó pronto, con la caída del muro de Berlín en el 89. Se van cumpliendo años y este siglo XXI no acaba de adquirir una personalidad definida. Nos pareció que el atentado de las Torres Gemelas había supuesto el inicio de una nueva era. Sin duda provocó una gran convulsión. Pero la retirada de las tropas de Iraq hace un año y la inminente salida de Afganistán ponen de manifiesto hasta qué punto todo sigue igual. La presencia occidental en la zona ha servido para poco, si acaso ha empeorado la situación. 

El año que despedimos prometía mucho en dos de los polos más influyentes del mundo, en Estados Unidos y en China. La celebración del XVIII Congreso del Partido Comunista Chino, en el que Xi Jiping ha remplazado a Hu Jintao, no ha traído apertura alguna. En las próximas décadas el mundo será mucho más asiático, lo que quiere decir que será mucho más chino. Cada vez se hacen más evidentes las debilidades de una economía basada en el capitalismo de Estado. Sabemos que el régimen es profundamente corrupto y que el crecimiento de los últimos años ha aumentado la desigualdad. Las protestas sociales se suceden. No hay avances en el terreno de las libertades. Y la Iglesia no es una excepción, las esperanzas que surgieron hace algunos años se han frustrado. La intervención de Benedicto XVI el 25 de diciembre reclamando respeto a los derechos de los creyentes reflejan hasta qué punto la situación es grave.

Vamos a tener más China en el planeta, lo que significa más comunismo, un régimen y una ideología del siglo XX que a los europeos nos parece superada pero que tiene mucho peso. La gran incógnita es si el creciente peso de la India, la mayor democracia del mundo, puede servir de contrapeso al totalitarismo amarillo. India es un subcontinente y no ha resuelto aún la amenaza de un nacionalismo hindú destructivo.

La campaña electoral estadounidense nos ha revelado hasta qué punto los referentes políticos están agotados en ese país. La creciente polaridad entre republicanos y demócratas no ha engendrado novedad alguna. Muy al contrario. Afortunadamente hay un consenso en aplicar una política monetaria que inyecte liquidez en el sistema y eso mantiene a raya la crisis que estalló con las subprime sin que pueda decirse que ha quedado superada. Los republicanos están noqueados, repiten las fórmulas de Reagan y no se han dado cuenta de que el país ha cambiado y de que cada vez está más en manos de los hispanos. Las negociaciones para evitar el abismo fiscal han puesto de manifiesto hasta qué punto Obama está amortizado antes de comenzar su segundo mandato. De pocos presidentes se ha esperado tanto y pocos han dado tan poco. Obama no ganó las elecciones, las perdió Romney. El presidente no tiene ideas. La única bandera que ha levantado con claridad es la de un radicalismo a la europea que incluye matrimonio homosexual y limitación de las libertades de las iglesias. 

La vieja Europa y la nueva América

El matrimonio homosexual durante 2012 haunido al conservador británico Cameron y a la izquierda francesa de Hollande.Los últimos doce meses han acrecentado aún más si cabe el agotamientoideológico de la izquierda y de la derecha del Viejo Continente. La granpromesa de la Big Society británica se ha desinflado. La victoria deHollande en mayo suponía para muchos la esperanza de que una socialdemocraciarenovada tuviera algo que aportar. Pero en pocos meses el presidente de larepública ha puesto de manifiesto que no traía nada bajo el brazo, sóloradicalismo rancio. En el Viejo Continente no hay ni ideas ni alternativasclaras a una disolución del Estado del Bienestar. A pesar de que laglobalización lo ha hecho insostenible, la opinión pública se aferra a él sinquerer ver la realidad. Sólo queda el proyecto de la Unión Europea que gestionacasi en exclusiva Alemania, según sus criterios monetarios y sus dogmaseconómicos. En el último Consejo Europeo del año ha quedado claro a qué ritmo ycómo va a crecer la Unión: Alemania al final aceptó la necesaria supervisiónbancaria pero con retrasos y dejando al margen a sus cajas de la supervisión.Más que seguir un modelo ideal, Europa sigue el subconsciente germánico depostguerra convertido en sistema. Mejor es eso que nada.

Tampoco en 2012 el siglo ha terminado dearrancar en el cuarto polo del planeta, en Oriente Próximo y en el mundo árabe,La primavera 2011 anunciaba un cambio de protagonistas: la gente joven, lasclases ilustradas, los que tenían hambre se hicieron durante algunos meses conla escena. Pero lo que ha sucedido en Egipto y en Siria ha puesto de manifiestohasta qué punto las transformaciones profundas requieren tiempo. El referéndumconstitucional de diciembre en el país de los faraones ha confirmado queMubarak ha sido sustituido por una alianza entre los Hermanos Musulmanes y elsalafismo que no va a suponer ninguna apertura democrática. La guerra civil enSiria no es una guerra de liberación, es la guerra de siempre entre los suníesy los chiítas, la guerra entre Arabia Saudí e Irán. La inmigración masiva delos cristianos no es una anécdota. Significa la disminución del pluralismo y unavance del islam político e ideológico en detrimento del islam del pueblo, elverdaderamente religioso.

Este año ha ido emergiendo con másclaridad un quinto polo. América Latina ha reclamado la atención mundial por uncrecimiento económico más que notable. México y Brasil se erigen comolocomotoras. Parecen dejar atrás la resaca ideológica de los años 80 y muestranvigor y frescura social. Pero la victoria del PRI y su vuelta al poder siguesiendo un gran interrogante para la deficiente democracia del gigantecentroamericano. La violencia y la desigualdad pesan como dos grandes fardos.

En este mundo y en este siglo, multipolary sin grandes sistemas de pensamiento que sirvan de referencia, cobranespecialmente actualidad las palabras que escribió MacInTyre al acabar su obra Trasla virtud: "siempre es peligroso hacer paralelismos históricos: No obstantehay ciertos paralelismos entre el momento actual y el Imperio romano endecadencia. Se dio un giro entonces cuando hombres y mujeres de buena voluntaddejaron de identificar la continuidad de la comunidad civil con elmantenimiento del imperio. En su lugar se dedicaron a buscar la construcción denuevas formas de comunidad". Que es como decir que aquel como este es el tiempode la persona. La persona, acompañada en comunidad, es la que puede tomariniciativa y construir en este siglo nonato. 

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