El rayo que no cesa

Cultura · Juan Orellana
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11 febrero 2014
Quousque tandem abutere, Catilina, patientia nostra? Esta pregunta-plegaria de Cicerón a Catilina, se la lanzamos ahora a cierta gente del cine español, la que desde hace años utiliza la Gala de los Goya para, en un aburrido ejercicio de narcisismo, adoctrinarnos en la cultura crepuscular de los rancios tópicos de la izquierda radical.

Quousque tandem abutere, Catilina, patientia nostra? Esta pregunta-plegaria de Cicerón a Catilina, se la lanzamos ahora a cierta gente del cine español, la que desde hace años utiliza la Gala de los Goya para, en un aburrido ejercicio de narcisismo, adoctrinarnos en la cultura crepuscular de los rancios tópicos de la izquierda radical.

La Gala de los Goya ya se ha consolidado como un acto político de la gente del cine de izquierdas -los otros no cuentan- que aprovechan el micrófono y la servidumbre de la televisión pública, para reivindicar que la cultura es de izquierdas y para demonizar al que piense lo contrario. ¿Cómo tolerar que haya un ministro de cultura que sea de derechas?

Allí se habla poco de cine, menos de autocrítica, nada del sentido profundo del séptimo arte, y se celebra a lo grande el “estamos encantados de habernos conocido”. Las caras satisfechas de siempre, vociferando los lugares comunes de siempre, haciendo del descontento una forma de autojustificación pública.

Nadie dice que no se deban afrontar los problemas por los que pasa el cine, pero hágase en serio, no criticando sólo la paja en el ojo ajeno, sino analizando los defectos propios, el poco respaldo del público, los lastres de ciertos guiones, la mediocridad de ciertos actores…

Es muy fácil entender la posición del ministro Wert. Hay foros para debatir los problemas, y Wert es uno de los que ha conseguido sentar a negociar a los distintos sectores del cine. Yo no digo que haya hecho todo bien respecto al cine, aunque lo del IVA cultural no es cosa suya. Pero es normal que, después de ser sistemáticamente insultado y humillado en cualquier foro de la industria del cine, como en los recientes Premios Forqué que concede EGEDA, haya decidido que hasta aquí hemos llegado. No es de recibo ir invitado a un lugar en el que vas a ser el pelele apaleado en público para solaz del gremio feliz. Creo que ha llegado el momento de ser todos Wert y dar la espalda definitivamente a la llamada Gala de los Goya. El ciudadano no suele ir a ver cine español ¿no será que año a año, la Gala de los Goya va mermando el número de espectadores? Sería bueno que se pararan a pensar esto, por la propia supervivencia del cine español.

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