El problema está en la izquierda, no en la derecha
En un principio, el Partido Democrático (PD), fundado en 2007, fue concebido como un partido de centroizquierda que debía dar cabida tanto a antiguos comunistas (como Massimo D´Alema o Pier Luigi Bersani) como socialistas, e igualmente republicanos, demócratacristianos de izquierdas y sindicalistas. Y así lo fue hasta febrero de 2013, en que concurrió a las elecciones generales con un excomunista (Bersani) que había moderado sus posiciones pero que seguía siendo un hombre netamente de izquierdas.
Las cosas comenzaron a cambiar cuando en su lugar fue nombrado Primer Ministro Enrico Letta, un demócratacristiano de izquierdas con un discurso muy moderado que mantenía buenas relaciones con el sindicato hermano (CGIL) pero que era percibido por los mercados como suficientemente moderado como para que finalmente la prima de riesgo fuera cayendo. Pero Letta fue sustituido en menos de un año por Matteo Renzi, otro demócratacristiano de izquierdas que tenía por prioridad el crecimiento del país. Y para que el país pudiera crecer, Renzi considera imprescindible hacer una política de derechas (bajada de impuestos, reducción del gasto público, programa de privatizaciones) entre las que se encontraba cambiar la dinámica del mercado laboral, hasta ese momento blindada por el célebre Estatuto de los Trabajadores cuyo artículo 18 obligaba al empresario a readmitir al trabajador si el despido era considerado improcedente.
Eso explica que Renzi, aun teniendo supuestamente a la principal central sindical (la CGIL de Susanna Camusso) de su lado, tuviera que sufrir una huelga general el pasado diciembre. Y que, finalmente, haya tenido que dejar claro que, si la izquierda de su partido no está dispuesta a adaptarse a las necesidades que imponen los mercados, gobernará hasta donde pueda mediante decreto-ley. Todo esto lleva a que más de uno haya percibido a Renzi más a la derecha que Berlusconi, ya que éste no se atrevió a tocar los privilegios del sector público y el actual Primer Ministro, en cambio, sí lo ha hecho ya y en más de una ocasión.
De esta manera, en este momento es posible visualizar hasta cuatro fuerzas políticas que van desde el centro-derecha hasta la ultraderecha: el PD de Renzi, el NuovoCentodestra de Angelino Alfano, la Forza Italia de Silvio Berlusconi y la Liga Norte de Matteo Salvini. La pregunta es: ¿y quién representa a la izquierda en Italia? Hasta hace poco, la pequeña formación de Sinistra, Ecología e Libertà (SEL) de Nichi Vendola y Laura Boldrini, y el Movimiento Cinque Stelle de Beppe Grillo. Pero Boldrini y Vendola no dejan de ser políticos de poco relieve, mientras Grillo se encuentra totalmente desprestigiado por su radicalismo exacerbado. Así que, como digo, ante unas previsibles elecciones generales que podrían tener lugar antes de junio de 2016, la izquierda italiana sigue esperando su líder, sin que este de momento aparezca.
A día de hoy, sólo se me ocurre un posible candidato: Giuseppe Civatti, diputado del PD, joven como Renzi y suficientemente considerado por diversos sectores de la izquierda italiana como para atreverse a representar una alternativa. Sin embargo, para ello tendría que escindirse y crear su propio partido, y no parece que de momento vaya a dar ese paso. Hasta entonces, ¿quién se ocupará de representar a la izquierda en Italia? Toda una incógnita por despejar…