El problema del centroderecha italiano
En realidad, hace ya casi un lustro que se planteó la sucesión de Berlusconi, pero los posibles candidatos fueron cayendo por el camino. El que lo intentó con más decisión fue Gianfranco Fini, pero acabó desacreditado públicamente por el propio Berlusconi y, aunque todavía es joven para volver a la primera línea de la política, da la impresión de que su tiempo político ha acabado. El otro candidato, Giulio Tremonti, se mantiene todavía dentro del Parlamento en su condición de senador, pero tampoco es lo suficientemente joven como para poder ser un buen cabeza de cartel. Porque el problema fundamental es que el líder del otro gran partido italiano, Matteo Renzi (PD), transmite a sus 39 años una imagen de frescura y renovación que es en este momento lo que más quieren los italianos, y por tanto el antídoto a este líder ha de ser también alguien joven, al menos mientras Renzi siga en estado de gracia.
Desde luego, el tema de la sucesión de Berlusconi no resulta nada fácil. Como todo líder que trata de perpetuarse al frente del partido, Il Cavaliere hizo todo lo posible por rodearse de mediocres para que nadie pudiera hacerle sombra. No resulta por tanto extraño que el único que se atreviera a discrepar de Berlusconi fuera una persona demasiado implicado en el futuro inmediato de Italia como era el siciliano Angelino Alfano, pero este ya es historia en El Pueblo de la Libertad-Forza Italia y ahora su objetivo es afianzar a su nuevo partido, Il Nuovo Centrodestra.
La realidad es que, desde un punto de vista sociológico, en Italia el centroderecha posee una base electoral muy fuerte. Buena prueba de ello es que la democraciacristiana dominó la vida política italiana durante nada menos que treinta y cinco años (desde el final de la Segunda Guerra Mundial hasta comienzos de los ochenta). Pero, con la llegada de Berlusconi, sus diferentes líderes fueron cayendo en el ostracismo. Ahora tendrán que improvisar un cabeza de cartel para las europeas, pero, en todo caso, ya pueden moverse con rapidez porque, si Renzi ve que la ley electoral sale adelante, y no hay todavía contrincante, podría pedir al Presidente Napolitano la convocatoria de elecciones para obtener la cómoda mayoría de gobierno que ahora mismo no tiene. Por tanto, es de esperar que a lo largo de estos meses surja ese líder, y la pregunta es si lo hará o no con el permiso de Il Cavaliere. Mientras, Renzi, a lo suyo, que es a intentar consolidar su recién estrenado ejecutivo, que por cierto el pasado día 22 cumplió un mes de vida.