Entrevista a María José Rodríguez, presidenta de la Asociación Principios

´El papel de la sociedad civil es crucial´

Mundo · Francisco Medina
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30 noviembre 2015
2015. Llevamos ya varios años sufriendo una crisis que afecta no sólo al poder adquisitivo –no es cuestión sólo de economía– sino que ha puesto de manifiesto injusticias políticas y sociales, y se ha traducido en desánimo ante la falta de perspectivas; los escándalos de corrupción que merman día a día la credibilidad de los cargos públicos y de las instituciones; los desafíos secesionistas; el auge de populismos… ¿Qué está ocurriendo en España?

2015. Llevamos ya varios años sufriendo una crisis que afecta no sólo al poder adquisitivo –no es cuestión sólo de economía– sino que ha puesto de manifiesto injusticias políticas y sociales, y se ha traducido en desánimo ante la falta de perspectivas; los escándalos de corrupción que merman día a día la credibilidad de los cargos públicos y de las instituciones; los desafíos secesionistas; el auge de populismos… ¿Qué está ocurriendo en España?

Con la finalidad de comentar estos temas de actualidad, nos hemos acercado a una nueva iniciativa de la sociedad civil: Principios. Puesta en marcha por profesionales y gente de a pie, por personas de la clase media con ganas de contribuir al debate y ayudar a generar cambios positivos.

¿Por qué Principios? ¿De dónde nace?

Principios surge como consecuencia de una toma de conciencia paulatina de un amplio grupo de jóvenes y no tan jóvenes, de distintos ámbitos, que no queremos quedarnos al margen del debate social y político. Somos una plataforma ciudadana que pretende movilizar en torno a una serie de puntos que consideramos esenciales, creando un debate constructivo y abierto a todos. Queremos movilizar a una gran parte de la sociedad que considera, igual que nosotros, que hay unos Principios que no están siendo defendidos ante las instituciones por ningún partido político de forma coherente ni convincente. Queremos dar forma política a estas ideas, y que calen en las políticas públicas, en el discurso político; desarrollar unas propuestas sociales, jurídicas y económicas, proyectándolas a través de iniciativas diversas, capaces de tener impacto en las políticas públicas. Y en ello nos encontramos trabajando intensamente.

Debemos aclarar que Principios no es un partido político, ni propone un programa de gobierno. Su misión no es elaborar un programa electoral: su aportación específica es la de lograr que exista un debate profundo y consistente en torno a diez propuestas y, sobre la base de la experiencia, los datos y la intervención de los profesionales y expertos en cada ámbito, proponer soluciones e iniciativas constructivas, de interés tanto para la ciudadanía como para los agentes sociales y las organizaciones políticas. Nuestra intención es identificar con claridad propuestas capaces de sumar voluntades y liderar un proceso de participación que logre inspirar las políticas públicas programadas por los partidos, sin necesidad de ser nosotros políticos.

A vuestro juicio, ¿qué está sucediendo en la sociedad española? ¿Cómo ha podido llegarse a esta situación de cansancio general?

Nuestro diagnóstico coincide, en gran parte, con el de muchas personas y organizaciones. En nuestra opinión, la crisis económica que todavía estamos sufriendo ha puesto de manifiesto una evidencia: el régimen político resultante de la Constitución de 1978 se encuentra en una situación de profunda crisis, en su dimensión de eficacia (económica), pero sobre todo en su expresión de justicia (social y política).

No queremos decir que no se hayan hecho cosas bien. Simplemente, que la situación actual no se parece a la de entonces, y que la realidad a día de hoy es que existen graves problemas político-sociales que han llevado a una desconexión entre la clase política y la ciudadanía: por un lado hay muchas personas a las que les falta lo necesario para vivir y, por otro, cada vez más, se da también un descarte político que se traduce en que millones de personas no se encuentran representadas, viéndose empujadas a votar con la nariz tapada, a emplear su voto como mero castigo a los viejos partidos o a no participar en las elecciones o en los asuntos públicos.

Mientras todo el mundo habla de la necesidad de grandes reformas… vosotros expresáis en vuestra web, somosprincipios.es, que vuestras 10 propuestas giran en torno a dos ejes: reconstitución y lucha contra la cultura del descarte. ¿A qué os referís?

La lucha contra el descarte incluye temas que, ideológicamente, se han considerado tradicionalmente “de izquierdas” (la inclusión de los marginados, la protección de los más débiles, la lucha contra la pobreza, el ecologismo, etc.), y temas que se han etiquetado ideológicamente como “de derechas” (la protección de la ecología humana: la familia, la empresa, la sociedad civil; el apoyo a las madres; la dignidad humana frente a la mercantilización de la vida, que valora al ser humano por su productividad…).

Por otro lado, cuando hablamos de “reconstitución”, proponemos una actualización profunda de los grandes acuerdos sociales y políticos que son el fundamento de nuestra convivencia. No se trata tanto de retocar las ´reglas del juego´ como de afrontar con la amplitud que sea necesaria un nuevo momento constituyente, con nuevos pactos o simplemente con la actualización de los existentes, pero dando una respuesta justa y democrática a las tensiones del momento actual. Para que eso se dé es preciso que las instituciones y los partidos abran espacio al debate: mientras tanto, lo tendremos en la calle, en nuestras casas, en el trabajo…

Muchos ciudadanos se quejan de la falta de democracia interna de los partidos, ¿es realmente necesario exigir primarias?

Desde Principios estamos convencidos de que para que a la política empiecen a llegar los mejores, y no los más “integrados” en los partidos o los más acordes a sus cúpulas, es imprescindible dar voz a sus votantes y democratizar la elección. No hablamos necesariamente de primarias: hay muchas formas de materializar la democracia interna. De cara al cumplimiento de la exigencia constitucional del “funcionamiento democrático de los partidos”, a veces la existencia de procesos internos de primarias para la elección de candidatos y de cargos orgánicos se antoja como un requisito de mínimos. Incluso a aquellos partidos que estatutariamente tienen previstos este tipo de procesos, les queda mucho para mejorar.

Algunos piensan que es inútil exigir primarias porque los “dedazos” seguirán existiendo. ¿Qué impacto puede tener una iniciativa como Compromiso Primarias, que precisamente habéis puesto en marcha desde Principios?

Efectivamente, algunos piensan que los dedazos seguirán existiendo; otros se sienten cómodos con ello, hasta el punto de calificar de “experimento” la mera idea de primarias. Sin embargo, creemos que lo lógico es que las personas más capacitadas puedan alcanzar los puestos de responsabilidad dentro de los partidos, que es lo que ocurre en la mayoría de organizaciones y empresas privadas. Y, para ello, es necesario que exista un procedimiento libre, abierto y con suficientes garantías dentro de la propia organización.

Compromiso Primarias” pretende, como primer objetivo, sensibilizar sobre este asunto: trasladar a los partidos una petición de gran parte de la sociedad y crear debate en torno a las múltiples formas de democracia interna, sus ventajas e inconvenientes, etc. Desde este punto de vista, “Compromiso Primarias” tiene la intención de ser un observatorio de la democracia interna de los partidos, desde el que hacer seguimiento de los avances o, quizá, de los retrocesos, por parte de los diferentes partidos políticos.

Por otra parte, en Principios un equipo de profesionales y de expertos ha preparado una propuesta concreta en esta materia, que presentó a los partidos políticos de cara a la formulación de sus programas electorales para las pasadas elecciones generales.

Hay quienes piensan que la culpa de la crisis es de unas instituciones ineficientes. En especial, se ha dicho que la Administración ha de reformarse y adecuarse a las necesidades de los ciudadanos. ¿Cuál sería –a vuestro juicio– el papel de la Administración Pública dentro de la sociedad?

Creemos que hay mucho que debatir en torno al papel del Estado y de las administraciones, y en Principios hay personas con diferentes sensibilidades a este respecto. Pero sí coincidimos en la necesidad de una Administración eficiente, flexible, despolitizada, profesionalizada y no intervencionista en determinados ámbitos. Y, al mismo tiempo, en la necesidad de unas instituciones sólidas, capaces de responder con eficacia a las necesidades y retos de nuestra sociedad.

¿Qué iniciativas propone Principios en el ámbito de la “Reconstitución”?

Además de lo mencionado en materia de democracia interna y de la necesidad de un amplio debate que permita una profunda reforma de las Administraciones públicas, nuestras propuestas en materia de Reconstitución pretenden dar respuesta, entre otras, a las siguientes cuestiones: garantizar la separación de poderes y la independencia del poder judicial; reformar la legislación electoral con el fin de mejorar la representatividad de los parlamentarios y su capacidad de control al Gobierno; aplicar medidas exigentes de transparencia a partidos políticos, sindicatos u organismos que reciben fondos públicos y reformar su financiación; o revisar el modelo económico, suprimiendo las trabas administrativas y fiscales al emprendimiento y a la actividad económica, desincentivando, al mismo tiempo, la economía sumergida

Habéis tenido varias Jornadas dedicadas a los discapacitados, a la maternidad o a los mayores. ¿Se ha perdido el sentido de solidaridad entre la sociedad en relación a los más débiles?

Es cierto que en muchos ámbitos se rechaza la discusión sobre determinados problemas, se ha abandonado la búsqueda de soluciones o la integración de los colectivos que parecen menos productivos. Frente a la “cultura del descarte”, es interesante resaltar que el cuidado de los más débiles es una reacción innata en el ser humano, es algo que le caracteriza. Sin embargo, también es frecuente mirar hacia otro lado e ignorar los problemas de los demás.

Desde Principios entendemos que una sociedad se mide no solo por las oportunidades que ofrece a quienes pueden valerse por sí mismos, ni solo por las ayudas que presta a quienes reclaman apoyo, sino sobre todo por cómo trata a aquéllos que no pueden valerse por sí mismos. Cuando se trata a las personas como cosas con valor, pero sin dignidad incondicional, se produce el descarte: se tira a la basura lo que sobra, lo que incomoda, lo que ya no sirve.

Con las Jornadas de Descartados que solemos organizar en Principios, y que han tenido una excelente acogida entre distintas asociaciones, queremos volver a poner a estas personas en el centro del debate político, y para eso convocamos a las asociaciones y expertos que trabajan con ellas, les escuchamos, buscando cauces para hacer llegar su voz a la sociedad y a los responsables de las políticas públicas. Creemos que los políticos deben atender todas estas necesidades, muchas veces incómodas, pero debe ir por delante la sociedad civil.

En relación con la defensa del derecho a la vida han surgido numerosas asociaciones de apoyo a mujeres embarazadas y suele ser un tema que suscita cierta controversia. ¿Cuál es la posición de Principios sobre este asunto?

Creemos que el aborto es siempre una tragedia para la mujer, como reconoce una amplia mayoría de personas y organizaciones de todo tipo. Desde Principios, además, consideramos que se trata de un fracaso colectivo para un Estado como el nuestro, que se dice “social”, porque significa que la mujer no ha encontrado la ayuda que merece y tantas veces necesita para seguir adelante con el embarazo. Desde este punto de vista entendemos que, ante un embarazo, sea deseado o no deseado, no se puede ser neutral: o se apoya y se celebra, o se dificulta, permitiendo los obstáculos que se le pueden presentar a la mujer o a la familia en general.

Dichos obstáculos provienen, en la mayor parte de las ocasiones, del entorno o del contexto social, laboral, económico y personal en el que se encuentra la embarazada, por lo que el problema del aborto nunca debe plantearse solamente en términos de derechos individuales, que es la idea que, sin embargo, impera en una gran parte de los programas políticos.

En Principios no estamos de acuerdo con esta posición “individualista”. El aborto es, en demasiadas ocasiones, el resultado de la cultura del descarte, que abandona a la mujer e ignora sus circunstancias personales, y que descarta la presencia de una nueva vida simplemente porque todavía no puede hacerse valer por sus propias fuerzas.

¿Qué creéis desde Principios que es necesario sugerir en el ámbito social y político para afrontar el problema del aborto?

Aunque no es fácil dar una respuesta, desde Principios creemos que la primera reacción debe ser en todo caso la de ayudar a las madres a afrontar la nueva situación, sobre todo si ésta no ha sido buscada voluntariamente, que es cuando normalmente se plantea el aborto.

En el plano político, el problema se enquista porque el aborto se ha convertido en un campo de batalla ideológico, en el que se vienen ignorando los problemas reales a los que tiene que hacer frente la mujer embarazada. En vez de hacer políticas modernas, realistas, eficaces y sociales para ayudar a la embarazada a salir adelante, el problema se reduce a una discusión ideológica que impide buscar soluciones.

Hay sin embargo numerosas asociaciones en contacto permanente con esta realidad, que tratan de colaborar con las autoridades públicas desarrollando planes de ayuda. Desde Principios creemos que hay que escuchar a estas organizaciones y su experiencia concreta, no ideologizada, y buscar, con audacia y determinación, que las leyes se pongan del lado de la mujer embarazada. No se comprende que los partidos, especialmente los partidos de izquierdas y los movimientos considerados progresistas, hayan renunciado a exigir derechos sociales básicos como la paternidad o ayudas sociales y programas públicos de apoyo específico a la mujer embarazada.

Principios presentó, el mes pasado, una propuesta concreta en esta materia, con la intención de que los partidos puedan tenerla presente en la elaboración de sus programas. Entre otros puntos proponemos la aprobación de una Ley integral de apoyo a la maternidad y a la paternidad y de conciliación familiar, centrada especialmente en las mujeres y familias en riesgo de exclusión social: que desarrolle los derechos de la mujer embarazada y los niños, ofreciendo alternativas al aborto, e incluya la creación y dotación de un organismo específico interministerial de apoyo a la maternidad y políticas concretas de conciliación, dentro y fuera del hogar (mejora y complemento de los permisos de baja por maternidad y paternidad; universalización del acceso a las guarderías; ampliación de las medidas de flexibilidad laboral; incentivos a las empresas que lo favorezcan y promuevan horarios más racionales; coordinación entre horarios laborales, escolares y comerciales…).

Habéis abordado también el tema de la despolitización de la educación en España. Es cierto que entre la izquierda española y en algunos sectores de la sociedad se propugna eliminar el sistema de colegios concertados. ¿Consideráis que es importante el papel de la sociedad civil en la educación (partiendo de la premisa de que son los padres quienes educan)?

El papel de la sociedad civil es esencial en todos los ámbitos, pero en el de la educación es crucial. Es imprescindible despolitizar la educación; garantizar la libertad de elección de los padres en cuanto a la educación que quieren para sus hijos así como la libertad de creación de centros y de elaboración de su currículum educativo, con la implicación de padres y profesorado; y asegurar el acceso de todos a una educación humanística y de calidad.

Para solucionar los graves problemas que se detectan en nuestro sistema educativo hemos hablado en el blog de Principios, entre otras cosas, de potenciar la autonomía de los centros; desarrollar incentivos al profesorado; fomentar la excelencia; o garantizar el acceso de todos a la educación. Pero lo que está claro es que, para poder exigir este tipo de mejoras a las políticas públicas, debemos proponerlas de manera constructiva y bien fundamentada desde la sociedad civil, que por supuesto tiene un papel clave en la educación, y en particular en el ámbito de la educación concertada, en el que no podría nunca ser sustituida por los poderes públicos. Son las asociaciones de padres y de profesores quienes, en particular, tienen un papel esencial en la definición del sistema educativo; y es obligación del Estado, impuesta por la propia Constitución, garantizarlo. Y ello no solo en los casos en que los padres, por su nivel económico, puedan permitirse el pago de colegios privados. Dentro de la educación concertada y pública debe respetarse, igualmente, el derecho de los padres a elegir la educación que desean para sus hijos.

¿Qué eco tiene Principios, a día de hoy, en la sociedad civil?

Desde que nació la plataforma en febrero de este año hasta ahora, hemos visto algunos frutos: de las 35 personas que pusimos en marcha Principios; hemos pasado a más de 500, y 120 como miembros públicos: que aparecen en la web dando la cara. Por otra parte, más de 6.000 seguidores. Y seguimos sumando gente cada día. La buena acogida que ha tenido la iniciativa refleja que existía esta necesidad entre la gente, que estaba esperando alternativas. Principios quiere ser una opción, una vía de influir en la política sin necesidad de ser políticos. Yo animaría a todos los que se sientan identificados con Principios a dar un paso adelante sin dudarlo, en la medida de sus posibilidades: si no pueden ayudar en cosas concretas, al menos que nos apoyen sumándose en la web. Si no ejercitamos la libertad ciudadana, no superaremos ese monopolio del debate público que tienen los partidos

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