El Papa y Al-Azhar, juntos por la paz

Cultura · Giorgio Paolucci
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24 mayo 2016
Otro ladrillo importante en el pontificado del Papa Francisco y su construcción de la paz. Que puede ser de gran ayuda para reforzar las tendencias reformistas del mundo islámico, donde las corrientes radicales siguen ganando terreno. Wael Farouq, egipcio musulmán, profesor de lengua árabe en la Universidad Americana de El Cairo y en la Católica de Milán, hablaba así justo antes del encuentro entre el Papa y el imán de la Universidad de Al-Azhar, Ahmad Al-Tayyib.

Otro ladrillo importante en el pontificado del Papa Francisco y su construcción de la paz. Que puede ser de gran ayuda para reforzar las tendencias reformistas del mundo islámico, donde las corrientes radicales siguen ganando terreno. Wael Farouq, egipcio musulmán, profesor de lengua árabe en la Universidad Americana de El Cairo y en la Católica de Milán, hablaba así justo antes del encuentro entre el Papa y el imán de la Universidad de Al-Azhar, Ahmad Al-Tayyib.

¿De dónde nace su optimismo ante este encuentro?

Hay una lógica en el itinerario que ha llevado a Bergoglio a encontrarse con otros líderes cristianos y autoridades políticas, como Obama, Putin o el iraní Rohani. Una lógica que es hija de la cultura del encuentro, uno de los pilares de su pontificado. Francisco es una persona convencida de su fe, y esa certeza le hace disponible para encontrarse con cualquiera y ver en cualquier persona y en cualquier cultura una posibilidad de enriquecimiento más que una amenaza. Esta forma abierta de concebir la relación con el otro es el antídoto más potente contra la violencia, la sospecha y el escepticismo, cada vez más presentes en el mundo. Y es un ingrediente necesario para perseguir el bien común, algo que no se puede construir unilateralmente sino solo caminando juntos.

Cuando se dialoga con los musulmanes, al no haber una autoridad unívocamente reconocida, siempre está el problema del nivel de representación que supone el interlocutor. En este momento, la autoridad de Al-Azhar está siendo puesta en cuestión en varios ámbitos del mundo islámico.

La Universidad de Al-Azhar sigue siendo indiscutiblemente el punto de referencia para la componente suní de la umma, que es con mucho la más numerosa. Está haciendo un recorrido en sentido reformista del pensamiento islámico, tendiendo a una mayor apertura, y el encuentro en el Vaticano se inserta en esta dinámica. Si este recorrido fuera animado desde fuera, aumentarían las posibilidades de afrontar eficazmente las corrientes wahabitas apoyadas y financiadas por Arabia Saudí, que a su vez sostienen a formaciones más radicales y violentas, como el autodenominado Estado islámico y Al-Qaeda.

Hace diez años, el discurso pronunciado por Benedicto XVI en Ratisbona fue objeto de críticas feroces por parte musulmana, y es el origen de la ruptura de relaciones entre Al-Azhar y el Vaticano. ¿Qué ha cambiado desde entonces?

Las palabras de Ratzinger fueron objeto de una mistificación colosal, sobre todo a nivel mediático, y provocaron reacciones desproporcionadas y manipuladas. El Papa exhortó a todos a un uso adecuado de la razón, que es el verdadero antídoto contra la violencia, mientras que prevaleció una lectura en clave anti-islámica. La tenacidad con que el actual pontífice trata de valorar toda posibilidad de diálogo puede establecer las bases para volver a dialogar y caminar juntos. Su figura es muy apreciada entre los musulmanes: son cada vez más los que no lo ven como el líder del partido cristiano sino como una guía religiosa que lleva en el corazón el bien de todos. Y que sabe reconocer en cada interlocutor una posibilidad de bien. Estoy ayuda a las posiciones de aquellos que, en nuestro mundo, trabajan por salir de la autorreferencialidad y de una cerrazón que nos aísla del mundo y frena el cambio.

Tras el atentado en la redacción parisina del semanario Charlie Hebdo, algunos dijeron que “el problema” eran las religiones, porque caldean los ánimos y animan a la violencia en nombre de principios absolutos. El cardenal Tauran respondió que las religiones no son el problema sino que son parte de la solución. ¿Este encuentro puede suponer algún avance en esta dirección?

Ante todo, hay que hacer una operación de verdad. Es innegable que hay quien manipula la religión, pero quiero recordar un informe de la Europol que certificó que solo el 6% de los episodios de violencia tiene una raíz religiosa. En general, hay que reconocer que una experiencia religiosa auténtica es fuente de concordia y reconoce en el otro un bien precioso. Este encuentro nace de esta convicción, esperemos que traiga frutos de bien.

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