´El Papa con su renuncia ha querido mostrar que Dios está presente en la historia´

Mundo · F.H.
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19 febrero 2013
Segunda parte de la entrevista aJavier Prades, rector de la Universidad San Dámaso.

Dos días después de la renuncia, en la Audiencia del pasado miércoles,Benedicto XVI afirmaba: "La Iglesia es de Cristo". Cristo no es una idea.

Creo que es evidente el testimonio de la confianza ilimitada que tieneJoseph Ratzinger-Benedicto XVI en el poder de Dios, en la preeminencia de laacción divina, del don del Espíritu Santo que guía a la Iglesia o, dicho entérminos generales, del primado de Dios sobre cualquier obra humana. Élobviamente lo ha interpretado mediante su renuncia. Para evitar cualquiercontraposición hay que decir que por la misma fidelidad y por el mismoconvencimiento del realismo de Dios en la historia, Juan Pablo II interpretóque su manera de responder era perseverar en el ejercicio del ministeriopetrino. Ambos son testigos de lo mismo, del realismo de Dios, de la efectivapresencia de Dios que guía la historia de los hombres.

Han sido ocho años de una intensidad pasmosa. Benedicto comenzaba en suprimera encíclica reproponiendo qué es la fe, la naturaleza del cristianismo.¿Quizás sea esto lo que más ha marcado este pontificado: volver a proponer lanaturaleza de la fe?

La primera encíclica era sobre la caridad, Deus caritas est, yefectivamente el Papa comienza esa encíclica con un número uno memorable. Elprimer punto de esa encíclica me parece que es muy valioso y que no es unapieza aislada. Lo ha vuelto a repetir textualmente en otros documentos suyos yen muchas catequesis. Por lo tanto, no es una frase o un pasaje programático¿Qué dice el Papa ahí? "No se comienza a ser cristiano por una decisión ética ouna gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una Persona,que da un nuevo horizonte a la vida, y con ello, una orientación decisiva". ElPapa nos dice cuál es la naturaleza del cristianismo, y esto es lo que hemospodido vivir estos días. Nos hemos encontrado con un acontecimiento. El Papa hasido coherente en la tensión ideal que vive para mostrarnos el cristianismo enacto, tal y como él lo había definido hace siete años en la encíclica. De maneraque no sólo nos explica el cristianismo, sino que hace presente elcristianismo. No sólo nos dice cómo es el cristianismo, que es muy importante,porque hemos visto en los años del post-concilio tantas reducciones de lanaturaleza original de lo cristiano que bienvenidas sean las aclaraciones y lasprecisiones doctrinales. También hace presente el cristianismo. Las precisionesdoctrinales adquieren todo su valor cuando iluminan un hecho que está antenuestros ojos. Y a su vez, no lo perdamos de vista, el hecho esclarece ladoctrina. Esto lo dijo el Concilio Vaticano II y Joseph Ratzinger no sólo lo haenseñado sino que lo ha realizado durante todo el ministerio, como Papa y antescomo prefecto.

Se ha asegurado que después de Benedicto XVI, en cierto modo el Papadopuede cambiar, ¿está usted de acuerdo?

En los términos en que lo formula la pregunta, es imposible no estar deacuerdo. ¿Cuál es el alcance? No me arriesgo a hacer pronósticos, peroevidentemente el Papa introduce un gesto que no tenía prácticamenteprecedentes. Qué va a significar para la vida concreta de la Iglesia, no lo sé.Lo que espero y lo que pido desde que he sabido esto es que todos participemosde esta pasión testimonial de la fe del Papa. Esto es lo que considero másimportante. Puede parecer abstracto, puede parecer un pensamiento espiritual unpoco desgajado de las cosas concretas pero yo creo que no, que es la granlección del Papa, que no hay nada que prevalezca sobre el testimonio vivo deCristo, incluso en el ejercicio del ministerio petrino.

Es decir, que no hay papeles, no hay roles…

No es que no los haya, pero están al servicio de este acontecer en acto dela presencia viva de Cristo en la historia. ¿Cuáles van a ser lasconsecuencias? Podemos presentir que, obviamente, ahora se dan una serie denuevas circunstancias que no hemos conocido y que no ha conocido la Iglesiacatólica porque los precedentes medievales no se ajustan a lo que ha sucedidoahora. Pues bien, estemos con los ojos muy abiertos y con el corazón muy bien dispuestopara ir acogiendo lo que vaya a suceder con la confianza de que sea para unamayor vitalidad evangélica de la Iglesia.

¿Qué subraya usted de la inmensa obra teológica de Benedicto XVI?

Hay que ser muy humildes, no se puede encerrar al Papa y a su riquísimomagisterio en poquísimos minutos. Por tanto, son siempre aproximaciones. Meparece que hay que destacar claramente la reivindicación de la realidad de Diosen este mundo que, por su secularización, parece expulsarlo fuera de lo real.Creo que una de las líneas de fuerza del pontificado ha sido claramente eldiálogo con la razón humana que se cierra sobre sí misma y que excluye latrascendencia de Dios en la historia. Me parece que esta es una de las líneas,sin lugar a dudas. Ahí podríamos situar varios documentos y varios de losgestos de diálogo. En segundo lugar, la especificidad de la fe cristiana, queya hemos mencionado y que me parece sin duda característica. Creo que tambiénse puede subrayar muy marcadamente el servicio que ha prestado a lainterpretación del Concilio Vaticano II y lo que esto supone para comprenderlos últimos cincuenta años, un periodo no exento de muchas dificultades, demuchas tensiones y de muchos problemas para la vida de la Iglesia. El Papa loafrontó en su memorable intervención de Navidad de 2005. Y unido a estaexplicación de la naturaleza viva de la Iglesia, que en el Concilio se harenovado, pienso también en el esfuerzo que ha hecho sobre la liturgia. Meparece que es otro dato muy característico. A partir de aquí, se podrían abrirotras consideraciones, pero al menos aquí se indican algunos puntosfundamentales.

Todos hemos sentido estos días un velo de tristeza, una inquietud, unazozobra respecto del futuro. Es un cambio muy radical, algo que no había pasadonunca. Son días intensos, difíciles y muchos pueden sentir un cierto temor.

Yo me sumo al sentimiento de pena y de dolor. Para mí, personalmente, perotambién para la Universidad San Dámaso la presencia de Joseph Ratzinger ha sidode una paternidad decisiva. Durante su pontificado, se han dado una serie depasos institucionales de muchísimo calado y de muchísima importancia, que hanpermitido que cuando el Papa vino a Madrid en 2011 para la JMJ, prácticamenteal mismo tiempo fuese erigida la Universidad. La riqueza de su patrimonioteológico es irrepetible. A todos los que sentimos este dolor, que es real, elPapa nos invita a no pararnos sino a compartir el gesto que él ha hecho, aponer en juego nuestra libertad, confiando en Dios. No podemos sólo admirar alPapa Benedicto sino que tenemos que seguir al Papa Benedicto, también en estepaso, y por lo tanto unirnos a su confianza en Dios, en que Él guía la historiay en que el Espíritu Santo va a llevarnos adelante. Sería un flaco servicioadmirarlo pero no seguirlo. Nosotros no le podemos sólo aplaudir. Tenemos queaprender de él en este momento.

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