`El pacto debe abordar un cambio de modelo en profundidad`

¿Cómo valora el documento presentado por el Ministerio de Educación?

Las propuestas para el pacto presentado por el Ministro de Educación al Consejo Escolar del Estado pueden ser un buen punto de partida para culminar en un verdadero pacto social y político por la educación, aunque por ahora tales propuestas son insuficientes y es necesario no sólo suplir algunas lagunas importantes sino también profundizar en el contenido y concreción de los aspectos abiertos al debate.

Entre las numerosas propuestas que ANPE había presentado al Ministerio,   algunas han sido recogidas, como son las que se refieren a la evaluación final en sexto de primaria y la flexibilidad del cuarto curso de la ESO para transformarlo en un prebachillerato o un curso orientado hacia la FP, y la inflexión en las medidas de mejora de la convivencia y en el reconocimiento de la autoridad del profesor. Aunque habrá que esperar a la concreción de estas propuestas, en las mismas se atisba la posibilidad de introducir cambios en el modelo y en la estructura del sistema educativo.

¿Cuáles son las cuestiones clave para conseguir un cambio?

Para ANPE es fundamental la reforma de la actual enseñanza secundaria y la implantación de un bachillerato de tres años. Ello sólo puede hacerse cambiando la actual estructura de nuestro sistema educativo, que debe partir desde la mejora de la educación infantil y la primaria. Por otra parte, las evaluaciones que ahora se proponen suponen un paso adelante en la línea de recuperar una mayor cultura del rigor y el esfuerzo en el aprendizaje.

Ahora bien, ANPE en esta fase final de la negociación del pacto hará hincapié en  la situación del profesorado. En este sentido no basta con anunciar el Estatuto Docente: necesitamos el compromiso inequívoco de que recogerá la carrera profesional, la prórroga de la jubilación anticipada,  el  mantenimiento de los cuerpos nacionales de profesores y que los docentes sean considerados autoridad pública, como se ha hecho ya en Madrid. El documento del Ministerio de Educación habla de promover su reconocimiento y su "autoridad moral", mejorando su formación y competencias y a través de campañas públicas de apoyo, pero esto no pasa de ser una declaración de buenas intenciones.

Finalmente, el pacto político y social debe también ser territorial para servir a la vertebración y cohesión del sistema educativo y garantizar unas enseñanzas mínimas comunes en todo el Estado, lo que no está contemplado, por ahora,  en el documento del Ministerio.

En ese documento, ¿cómo queda la libertad de educación?

La libertad de elección de centro ya existe de manera plena y está garantizada por la Constitución. Para ANPE, la libertad de elección sólo tiene sentido desde el refuerzo y revalorización de  la enseñanza pública y desde el desarrollo del modelo consagrado en el artículo 27 de la Constitución, que ha venido funcionando razonablemente bien, aunque haya que corregir algunos desajustes. Ahora bien, cuando se habla de libertad de elección también debemos pensar en los miles de municipios en todo el Estado español en los cuales sólo hay un centro educativo, un colegio o un instituto de la red pública. Las medidas de reforma del modelo educativo y del diseño de las enseñanzas que ineludiblemente tendrá que tomar el pacto de Estado no tienen por qué perjudicar la libertad de los padres para elegir el modelo de centro que deseen.

¿La propuesta de Pacto corrige los defectos del modelo LOGSE?

El documento propone cambios de diseño en la estructura de las enseñanzas y habla del esfuerzo y el rigor, con lo que sugiere al menos la posibilidad de algunos cambios. El modelo educativo actual ha rebajado notablemente la cultura de la exigencia, del rigor y del esfuerzo, como se manifiesta en los contenidos curriculares y en los propios criterios de evaluación y promoción de curso. A estas alturas, es un modelo caduco que, buscando garantizar la uniformidad de todos los estudiantes y todos los centros, ha generado en realidad enormes desigualdades.

A pesar de la sensación de que ha habido continuas reformas, este modelo pedagógico ha permanecido inamovible desde la LOGSE, y por eso un verdadero pacto debe revisarlo. Sólo una escuela excelente, en la que se obtenga el máximo rendimiento de cada alumno y se le exija un esfuerzo por lograrlo, puede compensar las desigualdades socioeconómicas. En este sentido, sólo una enseñanza pública de calidad puede garantizar el principio de igualdad de oportunidades, y por eso es precisamente la enseñanza pública la más perjudicada por este modelo. Es preciso un cambio hacia parámetros de calidad basados en la valoración del conocimiento, la exigencia en el aprendizaje, la evaluación rigurosa y el esfuerzo, conceptos que no están reñidos con la atención a la diversidad o las necesidades educativas especiales, todo lo contrario, impulsan las verdaderas potencialidades de los alumnos, sea cual sea su punto de partida.

Como propuestas derivadas de esta premisa sobre el modelo educativo, desde ANPE consideramos imprescindibles actuaciones específicas como aumentar el peso de las materias instrumentales -lectura, escritura, matemáticas y lengua extranjera- en la enseñanza primaria, modificar la configuración actual de la secundaria y prestigiar como merece la formación profesional, que debería ser una de las grandes prioridades. Es necesario además ampliar en un año más el bachillerato, en estos momentos el más corto de Europa. Sólo así se facilitará la diversificación realista del alumnado de secundaria y se podrá garantizar también el nivel mínimo exigible a los alumnos que lleguen a la universidad. Si el pacto de Estado no aborda en profundidad este cambio de modelo, se quedará en una mera declaración de intenciones.