`El manifiesto de CL sobre el aborto es excelente, es positivo`

¿Qué le ha parecido el manifiesto?
Excelente, por su fondo positivo, por su afirmación absoluta de la vida como principio básico. En el fondo, los problemas que subyacen a muchas de las medidas legislativas y gubernamentales de nuestros días tienen su raíz en el individualismo exacerbado, en el egoísmo, en el planteamiento de la vida puramente materialista. Y eso trae como consecuencia, al final, la negación de la vida por motivos puramente prácticos, materiales. Las medidas que deben tomarse son las que verdaderamente ayuden a evitar las situaciones traumáticas como las de las mujeres que se plantean abortar.
¿Comparte la vinculación del aborto con la cuestión del gusto y el sentido de la vida?
Al margen de planteamientos jurídicos o científicos (que son muy importantes), es muy oportuno aportar este tipo de visiones, tan naturales, tan propias de una persona humana cabal. No siempre lo que más nos apetece es lo mejor para nosotros y para la sociedad, no siempre la solución fácil es la más apropiada, y menos si esa solución lleva consigo algo tan dramático como poner fin a una vida humana en desarrollo.
Se habla en el texto de la necesidad de una respuesta educativa para responder a la mentalidad que subyace a la reforma de la legislación. ¿Qué le parece?
La respuesta no es sólo educativa, sino también social. Una sociedad que se plantea como posible que una niña de 16 años pueda abortar sin consentimiento e información de sus padres es una sociedad en la que algo va mal, algo no funciona. Parece como si se pretendiese confirmar, con esta previsión legal, algo que -me temo- sucede ya en muchas familias: que los padres se desentienden de la educación de sus hijos, dejándola solamente en manos de los centros educativos. Por eso creo que la respuesta educativa es fundamental, pero quizá habría que pensar también en la educación (formación) de los padres.
¿Cómo cree que es posible responder a la soledad que acompaña al aborto?
Con un compromiso social y de todas las administraciones que ayude a la mujer a ver las alternativas. No tiene sentido, por ejemplo, que sean tan escasas y difíciles las adopciones de niños españoles, y a la vez se practiquen tantos abortos. Algo falla. La información, asesoramiento y atención de la mujer que se encuentra en esas circunstancias ha de ser personalizada, única, y dirigida a intentarla disuadir de la decisión de abortar, aunque sus circunstancias estuviesen dentro de las legalmente previstas. El proyecto de ley del Gobierno, queriendo subrayar la neutralidad de esa información y la autonomía personal de la mujer, lo que hace es dejarla sola con su decisión. Hasta el Consejo de Estado ha
criticado ese aspecto de la norma.