El genocidio de los herero, anticipo de la locura nazi
Elhistoriador namibio Casper Erichsenexplica al periódico francés Le Monde: "en África, para los alemanes sedesarrollaba una lucha por el futuro de las razas: la blanca debía triunfar, lanegra debía sucumbir eliminada por la primera". Por primera vez en su historia,la Alemania imperial creó campos de concentración y organizó un sistema paraponer en pie un tráfico de cadáveres "para fines científicos".
Carta blanca a los militares
Losnama y herero que ingresaron en los campos estaban obligados a cocinar loscráneos de las personas asesinadas por los alemanes, incluso aunque se tratarade sus familiares o amigos. Se les obligaba por tanto a limpiar las cabezas yembotellarlas para enviarlas después a Europa para experimentos con cráneos deindividuos de otras "razas".
Elgenocidio se empezó a planificar en 1884, cuando el canciller Bismarck habíadecidido conceder una parte de los territorios sudafricanos, precisamente lahabitada por los herero y los nama. Veinte años después, estos pueblos serebelaron. La orden del general Lotharvon Trotha de exterminarlos era muy clara: "Yo, el gran general, envíoeste mensaje al pueblo herero: dentro de las fronteras alemanas, todo hombreherero con o sin armas, con o sin ganado, será abatido; no acepto mujeres niniños; que se vayan todos u ordenaré a mis hombres que les disparen". En 1905 laorden de exterminio se amplió a los nama.
AhoraAlemania reconoce esta masacre como genocidio con leyes de Estado. Eldocumental Namibia: los genocidios del II Reich de Anne Poiret está dedicado a estos hechos.