El Fondo Monetario Internacional enfría las optimistas previsiones del Gobierno italiano
Comencemos por la primera parte del controvertido informe. El FMI reconoce que la economía italiana ´ha comenzado a recuperarse´´ tras la crisis, si bien lo hace aún ´modestamente´ (palabras literales del informe) y por ello prevé que lo hará a menor ritmo que el resto de países que comparten el euro, dándole para 2016 un crecimiento del 1.1%, solo una décima de lo que le había concedido en el informe anterior. El problema es que para 2016 y 2017 se esperan prácticamente las mismas cifras: en ambos años el crecimiento sería de un 1.5 %, una cifra muy pobre para la tercera economía de la eurozona.
El informe del FMI estima como elementos positivos la mejora gradual de las condiciones del mercado laboral (como consecuencia de la reforma de diciembre de 2014) y el proceso de estabilización de los créditos morosos que acumula la banca. A partir de aquí vienen las advertencias en sentido claramente negativo, como la que dice: ´Los países de la zona del euro probablemente crecerán de manera más rápida. Habrá una desviación creciente en términos directos entre Italia y los países que crecerán a mayor velocidad´. De ahí que el FMI estime que Italia no regresará a los niveles macroeconómicos previos a la crisis (tomando 2007 como referencia) hasta la mitad de la década de 2020. Todo ello dentro de un proceso de recuperación económica donde emergen diversos riesgos para Italia, como la volatilidad de los mercados financieros, la hipotética salida de Reino Unido de la Unión Europea (UE), la crisis de refugiados o la ralentización de las actividades comerciales a escala mundial.
Eso sí, el informe no tiene el más mínimo reparo en colmar de elogios al Gobierno de Matteo Renzi, afirmando que ha sido sencillamente ´impresionante´ el programa de reformas que ha impulsado desde que comenzara a andar allá por febrero de 2014. Dentro de esas reformas se destacan las realizadas en el sector institucional, fiscal, laboral y de la Administración Pública. Sin embargo, el informe insiste en que es ´indispensable´ que ´estos esfuerzos sean ampliados y completados´, aprovechándo el comienzo de la recuperación económica y el contexto favorable propiciado actualmente por los bajos tipos de interés. En ese sentido, con el objetivo de ´contribuir a estimular el crecimiento´, la institución recomienda emprender reformas de calado en tres sectores prioritarios: en el mercado de bienes y servicios; en la Administración Pública; y, finalmente, en la contratación colectiva.
Según el FMI, la reforma laboral de 2014 ´ha provocado cambios significativos en el mercado del trabajo´, al reducir la segmentación y las dualismos, y ahora toca centrarse en modernizar el sistema de contratación colectiva. El informe es muy claro al respecto: Italia ´tiene ahora la oportunidad de pisar el acelerador y llevar a cabo más reformas para alimentar el crecimiento y reducir su deuda´, si bien calificó esto último de ´difícil´, dado que la deuda no ha hecho más que crecer desde que cayera el Gobierno Prodi en 2008.
Por otra parte, el informe deja claro que la cuestión financiera es con diferencia la más delicada: dada la ingente cantidad de créditos morosos que acumula, el organismo monetario recomienda ´medidas prudenciales´ para resolver este problema al tiempo que consideraba muy necesaria ´una intensa actividad de vigilancia de la gestión interna de los bancos a favor de la resolución de los créditos morosos que debería incluir un análisis periódico de estos productos´. Al mismo tiempo, será necesario ´vigilar y controlar´ las cuentas de estas instituciones y su rentabilidad, para así poder proteger a los inversores y prevenir prácticas irregulares de venta a los clientes minoristas, reforzando el sistema de protección jurídica e incrementando la calidad de la información.
En relación con ello, el FMI alabó el programa Atlante, creado por el Gobierno para ayudar a los bancos en apuros y que, según el FMI, ayudará a ´reducir el riesgo sistémico y a mejorar la estabilidad´ del sector bancario. Por último, la institución insistió en la necesidad de ´reforzar la sostenibilidad fiscal´ y en la importancia de que la política presupuestaria del Gobierno continúe vinculada a ´un ambicioso recorrido de consolidación a medio plazo, apoyado por políticas a favor del crecimiento´ y reducción de la deuda pública, que como sabemos en este momento se sitúa en el 132.7% del PIB, una cifra solo superada por la Grecia de Alexis Tsipras dentro del eurogrupo, donde dicha deuda asciende a un 176% de dicho PIB.