El fantasma se resiste a desaparecer
El martes, Rubalcaba, a través de Patxi López, lanzaba el órdago: sólo estaba dispuesto a sacrificarse para intentar reducir la magnitud en la derrota de las generales si se celebraba un congreso extraordinario. Un congreso extraordinario para acaparar todo el poder. El miércoles Zapatero insistía en las primarias cuando ya sabía que no tenía el control del partido. Y este jueves Chacón por la mañana insistía en esperar al sábado para debatir su candidatura y por la tarde renunciaba. Lo volverá a intentar para 2016.
Al comienzo de la semana parecía que Zapatero podía mantener su decisión de no adelantar las elecciones, según cuál fuera el comportamiento de los mercados y la presión de la Unión Europea. Pero ahora está claro que los que no quieren que siga son la gente de siempre, el que no quiere que siga es Rubalcaba. Un congreso extraordinario como el que pretende el ministro del Interior supone que Zapatero pierde la secretaría general del PSOE y en esas condiciones la única solución para evitar una bicefalia insoportable es convocar elecciones para octubre.
La resistencia del fantasma Zapatero a desaparecer de escena empeora aún más la situación del PSOE y de España. Un país que no recuperará el nivel de empleo anterior a la crisis hasta dentro de 15 años, según pronostica la OCDE, no puede estar "entretenido" en unas elecciones primarias del PSOE que retrasen las elecciones.