El exilio no quiere embargo a Cuba, ¿y Obama?
La Universidad Pública Internacional de Florida (FIU) ha hecho público un sondeo que refleja que más de la mitad de los cubanos es partidaria de poner fin al embargo. El 55 por ciento de los consultados en el sondeo se pronunció en contra. Es la primera encuesta llevada a cabo desde que se inició el estudio de opinión en 1991, donde la mayoría de los cubano-estadounidenses se oponía. En un sondeo similar al de la FIU el año pasado, sólo el 42 por ciento de los participantes en el condado de Miami-Dade se mostraba contrario. En Miami hay 650.000 exiliados cubanos que han ejercido una influencia desproporcionada sobre la política de Estados Unidos hacia La Habana. El resultado de la encuesta refleja un gran cambio, una nueva sensibilidad.
El embargo afecta, sobre todo, al pueblo sin conseguir resultado alguno. El propósito inicial era asfixiar al Gobierno para forzar un cambio de política o ideologia. La historia confirma que esta práctica no funciona. Se ha creado un mercado negro en Cuba y se han restringido las visitas de familiares. Sería por eso conveniente una normalización de relaciones entre Estados Unidos y Cuba, pero se equivoca quien crea que eso bastará para conseguir la libertad de la isla. Sería sólo un comienzo para intentar conseguir una tutela efectiva de los derechos humanos.
El presidente electo habla de cambio, el sondeo concreta el pulso del pueblo que también quiere cambio. ¿Es posible que ambos se pongan de acuerdo? ¿Se podrá conseguir alguna forma civilizada para facilitar un intercambio de alimentos y medicinas? Es necesaria.