El enemigo (VII)
Toda lucha requiere de un enemigo. Si la libertad es consustancial al anhelo humano de infinito, acabar con aquella es acabar con este. La aliada más poderosa de la libertad es la vocación de infinitud del hombre, de manera que anulado este sentido de trascendencia desaparece todo sentido de responsabilidad hacia la libertad.
Así las cosas, el máximo ejercicio de responsabilidad en la libertad, implica la propia construcción y exteriorización de la misma, pues el anhelo de infinito existe para conformar la realidad misma en un impulso creador que requiere de nosotros. Este salir hacia fuera de la libertad es el servicio más grande que la Humanidad puede hacer por la Humanidad entera.
Tiene que ver, y mucho, con tener hijos, depositarios de ese anhelo, de esa vida, de la causa de la libertad. Occidente lo supo hasta después de la Segunda Guerra Mundial, donde nació un hombre – hombre, el contemporáneo, sin anhelos infinitos orientados a la libertad sino a tratar de apaciguar la tiranía por medio de otra tiranías, tal vez más acordes a lo humano en apariencia por cuanto menos dañinas físicamente y más llevaderas –de consumo-.