El delegado pontificio para la Legión

Esto apenas empieza y por la trayectoria del arzobispo augura buen fin. Paolis es un hombre sobresaliente que no tiene vínculos previos con los legionarios. No es un diplomático y su carrera se ha desarrollado fuera de las candilejas mediáticas. Es religioso de la congregación de los Misioneros de San Carlos Borromeo, dedicados al cuidado de migrantes y refugiados. Es licenciado en jurisprudencia por la Universidad de la Sapienza de Roma, doctor en Derecho Canónico por la Gregoriana y experto en Teología Moral, materias de las cuales ha dado clases gran parte de su vida.
Además de su larga trayectoria académica, ha sido miembro del gobierno general de su congregación en calidad de consejero y procurador; secretario del supremo Tribunal de la Signatura apostólica, que es el máximo órgano de justicia en la Iglesia Católica Romana; consultor de la Congregación de las Iglesias Orientales (católicas de rito oriental), de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y sociedades de vida Apostólica y del Consejo Pontificio para los textos legislativos y, por nombramiento del actual Papa, es presidente de la Prefectura de Asuntos Económicos de la Santa Sede, un asunto en el cual Benedicto XVI está emprendiendo una reforma para la profesionalización de las instancias económicas de la Iglesia. En su vida pastoral ha puesto especial cuidado en la dirección de almas impartiendo ejercicios espirituales.
Los medios de comunicación, con variopinta adjetivación, han puesto énfasis en que De Paolis es un experto en asuntos económicos, dando por sentado que ahí está la clave de su nombramiento. Yo no estoy de acuerdo, sin por ello restar importancia al hecho. Visto con cuidado, cualquiera que construyera un emporio económico al estilo de los Legionarios sería elogiado en Forbes. Hasta el Chapo Guzmán ha ganado semejante distinción. El problema está en la racionalidad con la cual se han manejado ciertos recursos por ser contraria al Evangelio. Es un asunto de testimonio cristiano, no de eficiencia administrativa. El problema de fondo de la Legión es de carácter moral, con consecuencias en el orden civil y criminal, porque su fundador y cómplices se olvidaron de Jesús de Nazaret. Por lo mismo, son las habilidades canónicas, doctrinarias y de conducción espiritual del delegado pontificio las que indican que la refundación va en serio.