´El atentado de Estambul no es otro Bataclan´
Caza al hombre en Estambul en busca del responsable de la masacre de la discoteca Reina en fin de año, situada a orillas del Bósforo. Un ataque que causó 39 muertos y 69 heridos. La policía sigue pistas relacionadas con el estado islámico. La prensa europea ha recordado inmediatamente los sucesos de la sala Bataclan, lugar emblemático de la vida parisina y escenario del atentado cometido por un comando del Isis el 13 de noviembre de 2015. Pero hay que ser prudentes, según la intelectual turca Nihal Batdal.
¿Por qué tantos ataques contra Turquía?
Porque este país no es capaz de reconocer la gravedad de la situación. Este atentado se podía haber previsto, la invitación a no celebrar el año nuevo ha ocupado muchísimo espacio estos días en los discursos públicos, en los periódicos y en las redes sociales. El Milli Gazete (Gaceta Nacional) decía el 31 de diciembre que era el último día para decidir. El titular era “¡Fiestas no!”. ¿Un ultimátum? ¿Una sugerencia? No lo sé, pero es un ejemplo entre otros muchos.
¿El gobierno también advirtió del peligro?
La Dirección de Asuntos Religiosos (Diyanet Isleri Baskanligi) en su discurso del viernes condenaba públicamente las fiestas de año nuevo, poniendo en su punto de mira sobre todo el consumo de alcohol y los juegos de azar, diciendo que “no son para un creyente”. Obviamente, nadie ha dicho que se vaya a disparar contra la gente que festeje, pero salta a la vista la mentalidad que se está creando.
¿Entonces habrían elegido ese objetivo por ser típicamente occidental?
Claro. El Reina es un local de clase alta, esa clase social que todavía no considera el año nuevo como el mal que viene de Occidente. Por eso se ataca a quien se atreve a celebrar el año nuevo a pesar de todas las invitaciones a no hacerlo.
Gran parte de la prensa europea ha visto el atentado de Estambul como el Bataclan turco, ¿es una lectura adecuada?
Yo no estoy de acuerdo. El Bataclan se ha convertido en un símbolo, pero hay que ver las dinámicas internas de cada país que sufre atentados parecidos. En Turquía, la batalla contra la población más secularizada se está recrudeciendo cada vez más. ¿Pero quién libra esta batalla? ¿Y contra quién? En Turquía esta batalla se ve alimentada e incitada por un lenguaje excluyente: el que bebe no es buen creyente, el que juega no es buen creyente, etcétera.
Son insinuaciones muy fuertes, una acusación grave.
Este ataque no es el de Bataclan porque en Turquía estos gestos atroces tienden a justificarse culturalmente: “¿lo veis? Han muerto porque celebraban el año nuevo como los occidentales”. Públicamente se dice que es un acto de terrorismo, pero las políticas internas dejan espacio al odio y las final las consecuencias son trágicas. Por este motivo, repito, hay que conocer muy bien los países y la realidad de cada uno antes de utilizar etiquetas.
Volviendo a la pregunta anterior, ¿por qué el terrorismo islámico se ceba con Turquía? ¿Quiere desestabilizarla? ¿Quiere golpear a Erdogan y a su política exterior?
La cuestión es interna. Hace unos meses, en Estambul los integristas atacaron un bar porque allí se consumía alcohol. Hace unas semanas en un autobús de Estambul a una chica le dieron una patada en la cara porque llevaba pantalones. El 30 de diciembre en Esmirna dos personas repartían manifiestos contra las fiestas de año nuevo, hace unos días en una plaza de Nazilli atacaron a punta de pistola a un papá Noel. No creo que estos gestos quieran golpear a Erdogan ni desestabilizar el país. De hecho, creo que se quiere “estabilizar” el país, según las reglas de quienes quieren vivir de una determinada manera.
En la crisis siria, Erdogan empezó siguiendo el juego al estado islámico. Luego se alineó con Putin en defensa del régimen sirio. ¿Puede esto tener algo que ver con estos ataques?
Teniendo en cuenta el clima que se vivía antes de año nuevo, yo diría que el objetivo está claro: castigar a los que no han tomado en consideración las indicaciones.
¿Qué piensa la opinión pública turca?
2016 ha sido un año muy duro para Turquía. Desear un año mejor con una noticia como esta no es nada fácil. Hay demasiado cansancio. Se está perdiendo la esperanza. Obviamente, hay quien está contento porque se deja de celebrar el año nuevo al estilo occidental y considera que así volvemos a los orígenes. Entre las diversas opiniones hay una distancia que crece día a día. Por desgracia, por cómo ha empezado, el año 2017 tampoco promete mucho bien.