`El acuerdo con Unidas Podemos es acorde ideológicamente con el socialismo actual`
Los sentimientos identitarios, el abandono de la racionalidad y la conversión de los líderes en caudillos por la mediación de las nuevas tecnologías en la comunicación están en el fundamento del sentido del voto, según el ex del PSE.
Tenemos lo que parece un principio de acuerdo entre PSOE y Unidas Podemos. ¿Es un suicidio político de Pedro Sánchez o el presidente puede dormir tranquilo?
Con la desaparición de Rubalcaba desaparece la versión social-liberal en el PSOE. Síntoma de ello fueron los esfuerzos que tanto Rubalcaba como Guerra tuvieron que hacer ante su grupo parlamentario para la sucesión de la Corona tras la dimisión de Juan Carlos I. El socialismo actual es populista, contaminado de bolivarismo, Sánchez es el caudillo de ese partido y en conciencia se siente a gusto con un pacto con su izquierda. No hubiera dormido con un pacto con Ciudadanos, que nunca tuvo intención de ofrecer. Es el pacto ideológicamente acorde con el socialismo actual y así lo ratifica la aprobación que ha recibido de las centrales sindicales CCOO y UGT.
“En la izquierda se ha producido un fenómeno de reacción frente a las reglas de juego de la democracia”
Existe una derecha que no considera legítima a la izquierda y una izquierda que tampoco considera legítima a aquella. ¿Habrá pacto algún día PSOE/PP?
No creo que sean comparables los rechazos mutuos entre la derecha y la izquierda. La derecha ha ido cediendo ideológicamente mucho en razón a la gobernabilidad mientras que en la izquierda se ha producido un fenómeno de reacción frente a las reglas de juego de la democracia, no sólo contra la Constitución, incluso empatizando con la radicalidad del secesionismo porque éste expulsa a sus adversarios del sistema.
La derecha ha dado pruebas de flexibilidad ante la izquierda que ésta no ha tenido, el abandono del franquismo, la aceptación de un rey con poderes muy limitados, el apoyo al lehendakari Patxi López, sólo es achacable a ésta la mala utilización del Gal contra Felipe González. La izquierda ha conseguido alcanzar una superioridad moral sobre la derecha que le permite destruirla.
Uno de los grandes derrotados de las pasadas elecciones ha sido Ciudadanos. Dados los ejemplos de UCD, UPyD y ahora C’s, ¿cómo se puede sobrevivir en España siendo un partido de centro?
En general los partidos de centro, los liberales europeos podrían ser el prototipo, aunque muy útiles, han padecido una rutinaria volatilidad de su electorado hasta el punto de hacer desaparecer a alguno. Posiblemente su tragedia es existir mientras son útiles, y dicha utilidad requiere una agilidad de movimiento y de innovación que desgraciadamente C’s no ha poseído. Es más, a partir de su denominación de liberal ha sido cuando menos liberal ha sido su práctica, y aunque siempre ha padecido un principismo anquilosante, lo ha sido mucho más en los últimos tiempos. Quizás ello sea debido a que era un colectivo con vocación activista más que política.
¿Ha llegado un momento en que el sentido del voto está más marcado por el sentimiento y fenómenos identitarios que por una pertenencia clásica a la derecha o a la izquierda?
Digamos que sentimientos identitarios y abandono de la racionalidad, en esta época de la realidad virtual, y la conversión de los líderes en caudillos por la mediación de las nuevas tecnologías en la comunicación, es el fundamento del sentido del voto. No es nuevo, es la repercusión ideológica de la crisis que estamos padeciendo. Lo grave es la adopción de elementos identitarios y sentimentales por parte de la izquierda a la vez que el abandono del racionalismo.
Un tercio del Congreso está formado por una amalgama de partidos independentistas, antieuropeos, antisistema… y que ponen claramente en tela de juicio la Constitución del 78. ¿Está en peligro el régimen del 78?
Por supuesto, y la Monarquía también. La deriva del PSOE hacia los nacionalismos periféricos y la asunción de un izquierdismo que creíamos superado tras la generación de González nos devuelve a un entramado político que recuerda demasiado al que generó el fin trágico de la II República.
“Hacer de la identidad el principio de derechos nos devuelve al medievo”
Todos por nuestra historia, por nuestras relaciones, por lo que hemos recibido como tradición… tenemos una cierta identidad y esto es algo que puede ayudar a forjar una personalidad segura. ¿Pero cuándo la identidad se convierte en origen de confrontación?
Las idiosincrasias, las identidades, los particularismos, se deben armonizar en el plano político bajo la igualdad de todos ante la ley, que es a su vez garantía de que los particularismos de las minorías puedan persistir. Hacer de la identidad el principio de derechos nos devuelve al medievo.
Si reducimos nuestra identidad a nuestras ideas políticas, ¿no estaremos en un bucle continuo de confrontación? ¿Qué puede servir de base para una convivencia buena?
No es ajeno el hecho de que nuestro sistema haya derivado en una partitocracia a la adopción de ideologías de clan, la identidad (algo indeleble) frente a la adhesión a un partido en función de sus ideas y práctica. Especialmente la izquierda, los nacionalismos ya lo eran, han convertido su naturaleza en sectas religiosas, cuyo papel, conscientemente adoptado, sirve para levantar fosos políticos con otros sectores de la sociedad. Unido a ello al empobrecimiento de la política, la deriva hacia el enfrentamiento violento es ya un hecho.