Eden Brent, una voz blanca en el blues

Cultura · Quique Chuvieco
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4 marzo 2011
Con la característica tonalidad impostada de las voces negras femeninas, con las que atenazan las melodías hasta zarandearlas con la fuerza de su diafragma y sacarlas todo el jugo, enganché con la blanquita Eden Brent y su segundo trabajo, Ain't got no troubles, que ha visto la luz recientemente, que trae hasta nosotros los sonidos del Delta del Missisipi, que es lo mismo que decir la cuna del blues.

Original de Greenville, Brent canta y recorre su piano atrapando algunos de los sonidos que recorren manglares, campos  y colinas de la tierra donde la esclavitud ha estado vigente hasta hace algunas décadas. Tierra y aire trabajado con manos y cavidad que ha recogido lamentos seculares y peticiones a Dios como única esperanza de una resignación inalterada por mucho tiempo.

Todo ese caudal de dolor y emociones cristalizó, entre otros, en el blues (azul, gris), de los negros, cuya armadura musical sustenta la espina dorsal de buena parte de las melodías populares del siglo XX, junto con el gospel (el otro gran estado de ánimo musical de los negros con el que se dirigían a Dios) y el jazz.

Eden Brent aprendió esta forma de mirar de Boogaloo Ames, al cual le dedicó su primer disco en 2008, Mississipi number one, homenaje al artista fallecido en 2002 que le había enseñado todo sobre el soporte emocional que fundamenta el canto de los hombres de color.

Aquel primer trabajo estaba más enraizado en el universo vivencial y musical de aquellos años del segundo tercio del siglo XX, en los que aparecieron Robert Johnson, Muddy Waters, WC Handyn, Howlin' Wolf, Lightnin Hopkins, Bessy Smith, Blind Lemon Jefferson, Sonny Boy Williamson II y una lista que llegaría a ser interminable, y en la que también entraron posteriormente blancos como John Mayall, Eric Clapton o Janis Joplin, a la que se da un aire la Brent aunque sus registros vocales son más agudos.

En Ain't got no troubles, transita por blues más elaborado en el instrumental (aparte de su inseparable piano; guitarras acústicas, eléctricas, percusión, viento…) y con fraseos más sincopados en su composición, que les hacen limítrofes con el boogie, el jazz y con los parajes musicales de Nueva Orleans.

Son doce cortes grandiosos en muchos momentos, como Beyond my broken dreams, In love with your walletGoodnight Moon, Ain't got no troubles, Right to be wrong, este último ya con el paso trotón del rock and roll, por citar sólo algunos de este energético disco, una de las mejores noticias musicales de los últimos meses.

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