Dineros
El mal está hecho. Sir Artur Mas ha convocado el referéndum catalán y Rajoy no lo ha hecho suyo ni lo ha extendido a España entera. Era su última ocasión (la de ambos). Qué le vamos a hacer. Va Francisco –el obispo de Roma– y dice en estos mismos días que cuidado con desmantelar el ´estado de derecho social´. Y llega la noticia y la reseña del anteproyecto de presupuestos del estado que ha preparado el ministro Montoro y uno se cae de espaldas.
Recupera –por fin– una pequeña parte de la ayuda a los más pobres y arbitra una suma gigantesca para los partidos políticos y las elecciones que se avecinan. No puede ser que no se hayan enterado de la situación en que estamos y que la mayoría de los españoles no quiere eso. Lo rechaza. Pero no les importa. Se ve que piensan que les renovaremos la confianza como mal menor y que, además, son ellos mismos, al final, quienes ponen las reglas electorales y hasta rebañan votos blancos y ajenos.
No hay derecho a que, con millones de parados y un mundo extraeuropeo al que no le dejamos vendernos sus productos porque son más baratos que los nuestros, nos gastemos una millonada en elecciones. Échenle imaginación –basta la de un niño– y empleen la televisión y los medios informáticos para decir qué van a hacer de veras (y qué razones hay para que les creamos). Calcúlenlo y verán que sale baratísimo.
Y en Cataluña y con su referéndum, lo mismo de lo mismo. Si lo llevan a efecto, ¿va a ser un referéndum gratuito para los catalanes (y para los que compartimos presupuesto)? ¿No cebarán la prensa? ¿Se conformarán con salir en televisión y emplear medios informáticos? ¿Dejarán de premiar cada voto con una subvención al partido político que lo reciba? Me mandan un enlace que agradezo y comparto aquí. Pues si es eso lo que hacen, son más de lo mismo.
Una de las cosas que entristece más –realmente– es ese aspecto de la respuesta de los catalanistas catalanes (no es lo mismo lo uno y lo otro) a la aventura de Artur Mas. Asombra que nadie diga a Mas que, antes que ninguna otra cosa, lo que quieren es que se marche (con los Pujol, naturalmente). Que haya ´intelectuales´ que se presten a declarar en la televisión catalana que lo sucedido a don Jordi es que se pasa de cristiano y que es que se ha dejado crucificar por sus hijos como Jesucristo por todos nosotros (así como suena y que nadie se piense que no hablo de un hecho real; lo ha dicho un historiador catalán, por más señas, y hablaba en serio).
Que haya miles de catalanes que se traguen sapos como ése debía poner en pie a los obispos, a los curas y a los ´laicos comprometidos´ de todos los colores, incluido Junqueras. Son silencios espesos. Imagínense que Rajoy, al retirar el anteproyecto de ley sobre el aborto, hubiera dicho que es que Jesucristo anunció que las prostitutas nos precederán en el reino de los cielos y que lo que procede, por tanto, es prostituirse. Dejen en paz a Jesucristo, por favor, que para mí que nos mira perplejo (es un decir; ya se comprende).