Desde París con amor

Cultura · Juan Orellana
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14 abril 2010
Una producción de Luc Besson, dirigida por Pierre Morel, es el marco ideal para un despliegue de escenas de acción y tiros sin cuartel, de la mano de un John Travolta y con la compañía de  Jonathan Rhys Meyers. La película es cine de género puro y duro y bebe de un tema ya recurrente: ¿Qué están dispuestos a hacer los norteamericanos para defenderse del terrorismo islámico? La respuesta resulta obvia: todo lo que haga falta.

El agente Waz encarna este "todo vale" y "el fin justifica los medios". Su académico compañero, Reece, con carrera diplomática, representa la preocupación moral y legal. La película podría querer decirnos que ambas realidades deben ir de la mano en la lucha contra el terrorismo, lo cual no deja de ser inaceptable desde una perspectiva ética.

La película da lo que promete: patadas, persecuciones aparatosas, explosiones, ensalada de tiros, más las clásicas sentencias solemnes destinadas a regocijar al público. No hay más. Los actores están bien, la dirección es correcta, pero la propuesta tiene muy corto recorrido, y eso sin reparar en que la cinta es un alegato a favor de los crímenes de Estado. Aunque quizá decir eso sea dar demasiada importancia a la película.

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