Debate sobre multiculturalidad, condiciones para la interacción cultural

Mundo · Javier Prades
COMPARTIR ARTÍCULO Compartir artículo
| Me gusta 0
8 abril 2008
A. Una sociedad postindustrial y globalizada En la sociedad democrática, postindustrial y globalizada ha adquirido un peso muy notable la "diferencia cultural". De cómo se afronte dependerá que la afirma­ción de la diferencia cultural sea un elemento de enriquecimiento mutuo o, por el con­trario, se convierta en un factor de discriminación del "otro", precisamente del que es "diferente" y normalmente más débil. En esa misma medida la alternativa será que con­tribuyamos a (re)construir la sociedad civil o a atomizarla, poniendo en peligro la convivencia en paz y el bien común. Lo más interesante es que la "diferencia cultural" obliga a re­plantear algunos postulados de Occidente, como el de la estricta separación entre lo público y lo privado, o el de la relación formal entre democracia e identidades culturales comunitarias.

a) Si las sociedades liberales habían encontrado uno de sus fundamentos en la estricta separación entre la esfera pública y la esfera pri­vada, hoy se advierte que los dos factores que sostenían ese modelo, el Estado moderno y el ciudadano individual, están sufriendo profundos cambios. Por un lado, el Estado nacional está inmerso en una situación de glo­bali­zación política y sobre todo económico-financiera que relativiza su función clá­sica de garante último de la razón y de la libertad universales, en un sistema de demo­cracia formal. Por otro, los cambios impuestos por la "di­feren­cia cultural" llevan también a una revisión de la imagen del ciudadano aislado frente al Estado. Existen numerosas diferencias cultura­les por las que se agrupan los ciudadanos después de la crisis de los mecanismos tradi­cionales de socialización (familia, escuela, sindicatos). Se apunta a la crítica feminista o de grupos de contestación social (antiglobalización, ecología), pero también a las diferencias rela­cio­nadas con la salud (minusvalías, enfermedades crónicas, sida), y ciertamente las agrupa­ciones de base étnica o religiosa.

b) En consecuencia, la difusión de las diferencias culturales lleva a replantear la relación entre identidades y ciudadanía o entre identidades y democracia. Para algunos la noción de "ciudadanía" -que está en el corazón del sistema político moderno- debe evolucionar e integrar no sólo los derechos clásicos (civiles, políticos y sociales) sino también los así lla­mados culturales. Es significativo que haya nacido la expresión multicultural citizenship para reflejar un modo de ser ciudadano que no se limite a establecer unos límites formales sino que tenga un cierto contenido sustancial. Otros rechazan en cambio que se pueda poner ningún adjetivo a la ciudadanía precisamente para no desvirtuar lo que ha sido históricamente su razón de ser: la garantía de la plena igualdad de los individuos independientemente de cualquier pertenencia que pudiera traducirse en su discriminación. De ahí que se inclinen más bien por profundizar en la concepción política y jurídica de la democracia. Lo que pa­rece claro es que no se consideran resueltas las difíciles cuestiones que las diferencias culturales, en buena me­dida arraigadas en identi­dades comunitarias, plantean a la concepción moderna de la ciudadanía y de la democracia.

 

Noticias relacionadas

No es un voto, es un puñetazo en la mesa
Mundo · Ángel Satué
Lo más plausible es que existe un cabreo generalizado. Sin embargo, sucede que este cabreo será instrumentalizado por los partidos radicales, cuya máxima preocupación es respirar fanatismo....
4 julio 2024 | Me gusta 3
No hay paz sin verdad y sin justicia
Mundo · Adriano Dell´Asta
La paz exige verdad y justicia, por lo que todos estamos llamados a hacer todos los esfuerzos posibles por la paz allí donde nos encontremos....
26 junio 2024 | Me gusta 3