Debate sobre multiculturalidad, condiciones para la interacción cultural
a) Si las sociedades liberales habían encontrado uno de sus fundamentos en la estricta separación entre la esfera pública y la esfera privada, hoy se advierte que los dos factores que sostenían ese modelo, el Estado moderno y el ciudadano individual, están sufriendo profundos cambios. Por un lado, el Estado nacional está inmerso en una situación de globalización política y sobre todo económico-financiera que relativiza su función clásica de garante último de la razón y de la libertad universales, en un sistema de democracia formal. Por otro, los cambios impuestos por la "diferencia cultural" llevan también a una revisión de la imagen del ciudadano aislado frente al Estado. Existen numerosas diferencias culturales por las que se agrupan los ciudadanos después de la crisis de los mecanismos tradicionales de socialización (familia, escuela, sindicatos). Se apunta a la crítica feminista o de grupos de contestación social (antiglobalización, ecología), pero también a las diferencias relacionadas con la salud (minusvalías, enfermedades crónicas, sida), y ciertamente las agrupaciones de base étnica o religiosa.
b) En consecuencia, la difusión de las diferencias culturales lleva a replantear la relación entre identidades y ciudadanía o entre identidades y democracia. Para algunos la noción de "ciudadanía" -que está en el corazón del sistema político moderno- debe evolucionar e integrar no sólo los derechos clásicos (civiles, políticos y sociales) sino también los así llamados culturales. Es significativo que haya nacido la expresión multicultural citizenship para reflejar un modo de ser ciudadano que no se limite a establecer unos límites formales sino que tenga un cierto contenido sustancial. Otros rechazan en cambio que se pueda poner ningún adjetivo a la ciudadanía precisamente para no desvirtuar lo que ha sido históricamente su razón de ser: la garantía de la plena igualdad de los individuos independientemente de cualquier pertenencia que pudiera traducirse en su discriminación. De ahí que se inclinen más bien por profundizar en la concepción política y jurídica de la democracia. Lo que parece claro es que no se consideran resueltas las difíciles cuestiones que las diferencias culturales, en buena medida arraigadas en identidades comunitarias, plantean a la concepción moderna de la ciudadanía y de la democracia.