Debate sobre multiculturalidad, condiciones para la interacción cultural II
A falta de una solución convincente se defienden respuestas de tipo procesual o dinámico, que declaran irresoluble el problema y tratan de combinar elementos de una y otra perspectiva sin absolutizar ninguna: tesis del pluralismo cultural apoyado sobre el diálogo. Para Touraine ese diálogo es posible cuando "las culturas reconocen, más allá de sus diferencias, que cada una contribuye a la experiencia humana, y que cada cultura es un esfuerzo de universalizar una experiencia particular". Para que sea posible ese "reconocimiento" señalan que es preciso admitir que las experiencias humanas tienen un sentido y que tal sentido es comunicable entre las diferentes culturas. También Habermas insiste en la necesidad de que el Estado secularizado acoja culturas fuertes, capaces de producir y comunicar un sentido, mediante un discurso reflexivo y evaluativo.
C. Diferencia cultural y (post)etnicidad: el mestizaje
Otro aspecto del debate es el de la relación entre multiculturalidad y etnicidad. Como es obvio, no todas las diferencias culturales son diferencias de tipo étnico. Sin embargo los grupos étnicos presentes en las sociedades occidentales son una fuente importante de identidad cultural y de afirmación de diferencias.
Cuando Hollinger examina las identidades étnicas básicas subraya que no coincide la noción de cultura y la de origen etnorracial, y que los USA son un Estado cívico y no étnico, para proponer su idea de una sociedad norteamericana postétnica. En este contexto llama la atención la valoración positiva que encuentra recientemente la categoría de "mestizaje" para superar los límites de ciertos planteamientos multiculturales. Se aprecia la categoría de "mestizaje" para superar tanto las sociedades cerradas en su concepción cultural o étnica unitaria como las sociedades "multiculturalistas" expuestas a una pura yuxtaposición de ghetos culturales o étnicos. En la literatura encontramos alusiones al mestizaje para reflejar en primer lugar un hecho social: el aumento de las mezclas entre personas pertenecientes a grupos étnicos distintos, de manera que la fijación de los límites identitarios que dependerían de factores étnicos se flexibilizan y se hacen más permeables. Para Hollinger una sociedad postétnica no dependería de nociones tan discutidas como la de raza sino de lo que denomina una "afiliación", ejercida según la libre decisión de la persona. Otros autores añaden, en este primer nivel de constatación de hechos, la evidencia de que crece la movilidad continua de intercambios étnicos y culturales. Frente a la perspectiva, que Huntington ha hecho célebre, del "choque" de civilizaciones, se apunta más bien a un desplazamiento de hombres y comunidades que vuelve flexibles los límites de las identidades culturales.
Pero no basta referirse a la mezcla efectiva de las personas, y con ello, de las memorias y las prácticas sociales, para reivindicar positivamente el "mestizaje". Amselle considera que su uso puede tener un valor negativo, incluso cuando se quiere aludir a hechos positivos -las alusiones de la prensa francesa al carácter mestizo de la selección francesa de fútbol cuando venció el Mundial 98 ó la publicidad multirracial de Benetton-. Este estudioso ve el peligro de que tales declaraciones consagren en realidad la concepción de un poligenismo de razas que luego deben unirse, con lo que, más allá de las intenciones, lo que prevalece es la afirmación de una división en el origen, consolidando las barreras de las que aparentemente se celebra su eliminación. Para él la categoría de "mestizaje" es legítima cuando se la depure de toda connotación racial-biológica: "el mestizaje es una metáfora que excluye toda problemática de pureza o mezcla de sangres, y se convierte en un axioma para postular una indistinción originaria". Las mezclas actuales no remitirían a situaciones previas en las que se encontrarían los componentes étnicos supuestamente puros, sino que remiten a otros mestizajes anteriores, para así remitir al infinito la idea de una pureza racial originaria, que se quiere superar.
D. Valoración del debate multicultural
El debate sobre la multiculturalidad está siendo fecundo en Occidente. Resumo algunas claves:
1) Aparece una crítica al relativismo cultural excluyente que se había llegado a erigir en una especie de axioma incuestionable por parte de los defensores extremos del multiculturalismo.
2) Se advierte en muchos autores un recelo frente a las identidades comunitarias "fuertes", y se buscan soluciones en la evolución del polo universalista, rescatándolo de un laicismo estrecho e incapaz de dialogar con esas identidades. Desde distintas perspectivas se reivindica un "universalismo" que permita la comunicación y la comparación entre culturas. Algunos autores ya no identifican el universalismo con un conjunto de principios y derechos abstractos del individuo, sino más bien con los hombres y grupos que se han mezclado desde siempre y en cuanto tales son la expresión concreta de una humanidad común.
3) Se remite a la necesidad de un "sentido" de la experiencia humana, sobre el que se puedan entablar intercambios que permitan construir la realidad de una sociedad común.
4) Se advierte el límite de la división occidental moderna entre la esfera pública y la esfera privada.
5) Muchos advierten una oscilación irresuelta entre el valor de una identidad comunitaria y el valor universal del sujeto individual; para superarla sugieren la dinámica de un proceso que unas veces se describe como conflictual y otras veces como dialogal.
6) La categoría de "mestizaje" adquiere protagonismo para describir situaciones donde se da la mezcla de hecho entre culturas y etnias, y para expresar la indistinción original y con ello la plena igualdad de todos los hombres.