Cristianos sirios empiezan a volver a algunos barrios devastados en Homs
Siria. Los yihadistas dejan la ciudad y los cristianos empiezan a volver. Estamos hablando de Homs, el principal escenario del enfrentamiento entre los terroristas islámicos y los leales a Assad, aparte de cuna de una de las comunidades cristianas orientales más antiguas del mundo, que en estos años ha cambiado radicalmente de aspecto, desfigurada por los ataques terroristas que no han cesado.
En el barrio de Bustan al Diwan vivían 200.000 cristianos. Los yihadistas no son más, pero los continuos atentados obligaron a la mayoría de la población a permanecer alejados. A ambos lados de la calle principal del barrio, “no queda un edificio en pie” pero en la avenida transversal que conduce al santuario de Notre Dame de la Cynture “no dejan de trabajar entre los escombros para recomponer las casas”.
Los hermanos cristianos Aoun y Daoud están entre los casi dos mil cristianos que han regresado. “Nos refugiamos en Latakia en 2012, cuando los terroristas se retiraron volvimos para encontrarnos con nuestra casa saqueada y destruida”. También está volviendo a la vida el convento del padre Frans Van der Lugt, el jesuita que “vivió como un santo” y fue asesinado por los yihadistas en abril de 2014. Hoy su tumba, situada en la ciudad vieja de Homs, se ha convertido en un santuario, meta de peregrinación para los cristianos que regresan a la ciudad devastada. Entre ellos está Liliana, 20 años, que salió de Homs cuando tenía 17. Durante tres años ha vivido con dolor la lejanía de su ciudad, “como una persona que siente su alma totalmente dependiente de un lugar”.
El retorno de los cristianos de Homs se ha visto favorecido por el alto el fuego que comenzó el 27 de octubre y que, aunque con algunas violaciones, se va manteniendo. En las regiones del sur, controladas por las facciones rebeldes, la violencia se ha reducido casi completamente. En cambio en el norte, donde la presencia de los yihadistas de Al-Nusra es considerable, continúan los combates. Emile Hokayem, analista del International Institute for Strategic Studies, sostiene que la definición más adecuada para lo que está pasando es “reducción, no cese de las hostilidades”.
Si muchos rebeldes de la provincia de Idlib, en la frontera con Turquía, siguen siendo atacados es porque luchan junto a los terroristas de Al-Qaeda. La oposición rebelde siempre ha mostrado su descontento con la tregua y su enfado con Estados Unidos, al ver alejarse la posibilidad de la deposición de Assad, pero al menos espera que la interrupción de las hostilidades lleve a un acuerdo entre las partes implicadas en las negociaciones de Ginebra.